Tras pasar por la recepción en la entrada del zoo, seguimos de cerca a una de las encargadas de la sección veterinaria.
Al parecer gracias a la madre de Yoongi teníamos entrada a las instalaciones más interiores y contábamos con ayuda de los especialistas.
La gente parecía conocer a Yoongi, por como lo saludaban. El solo hacía reverencias en silencio, hasta que llegamos a una sala veterinaria y un hombre mayor y de pelo canoso se acercó a nosotros.
-- Oh Yoonie al fin llegaron... -la mujer lo abrazo sin miramientos y agarró sus mejillas, avergonzado claramente al chico por el tono rojizo de sus mejillas- así que esta es la famosa chica de la que tanto hablas durante las cenas.
-- haraboji no es momento... -lucho pr separarse un poco de su abuelo y se puso a mi lado- Solo venimos para el proyecto, gracias por dejarnos venir.
-- Ahs tonterías, no tengan tanta prisa todo lo que necesiten lo tendrán aquí. Diviértase y después de comer comienzan a investigar... estoy seguro de que esa pequeña muere por ver a los lémures ¡o el espectaculo de los delfines!
Siendo sincera no era muy fan de los zoos, pero este mantenía una buena reputación por la cantidad de especialistas que atendían a los animales y por lo bien cuidados que estaban sus habitas.
-- No venimos a ver como manipulan a los animales a su antojo, venimos a aprender haraboji... nos vemos después.
Agarró mi mano y tiró de nosotras hacia la salida de las instalaciones principales y llevándonos al camino donde empezaba el sendero para ver los habitas de los animales.
Naryh soltó mi mano al ver a lo lejos el habitad de las cebras. Era uno de sus animales favoritos. Señaló estas con una enorme sonrisa.
-- ¡Cebras! ¡Unnie debemos ir por las cebras!
Agarró mi brazo tirando hacia dicho animal. El chico a mi lado sonrió de lado y nos siguió de cerca.
Sin duda sería un día largo con Naryh.
Y poco me equivoque. La pequeña mocosa nos tuvo todo el día de un lado para el otro y solo nos dejó tranquilos cuando el abuelo de Yoongi se la llevó a ver el espectáculo de las aves. Esa hora pudimos ponernos a trabajar observado como actuaban los tigres en su habitad. Teníamos cinco ejemplares, una hembra y sus crías a un lado del recinto y dos machos al otro lado del recinto.
-- ¿Airin, sabias que rayas de un tigre son únicas en cada ejemplar? -preguntó de la nada, haciéndome lebantar la vista de mi libreta.
-- ¿En serio?
-- Si... es como si fuera una huella dactilar, las rayas de un tigre nunca serán iguales que las de otro... y si le quitaras el pelo, se seguirían viendo las rayas.
-- ¿Es como un tatuaje?
-- Prácticamente si... ¿Tu tienes algún tatuaje a parte del de tu muñeca?
Me sorprendió que se fijará en mis muñecas, no me gusta mostrarlas. Toque está intentando tapar el tatuaje.
-- Tengo tres contando el de la muñeca.
El al ver como agaché la cabeza y tape mi muñeca, él entendió todo lo contrario. Agarró mi brazo sin tapujos y miro con detalle la tinta pintada en mi muñeca.
-- ¿Qué significa esto?
-- Amh... Tiene una historia larga, mi madre tenía Selenofilia, algo que heredé de ella. Ambas amamos la luna y la frase es Live goes on, o sea, "la vida sigue".
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11 Razones Para Decir Adiós. +18
DiversosAirín Martínez una chica de 23 años, estudiante de veterinaria en la universidad. Esta pasando por su peor etapa en la vida tras la pérdida de alguien muy importante. Se siente sola y cree que a estas alturas subid ano tiene ningún tipo de sentido...