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Número desconocido.

No me esperaste hoy.

¿Estás molesto?

YoonGi ignoró el mensaje en cuanto lo leyó, no era necesario tener registrado el contacto para saber de quién era. Era la primera vez que JiMin le había escrito un mensaje.

No lo esperaba, ciertamente, pero tampoco iba a responder el mensaje. Había terminado todo, incluso si JiMin no se había dado cuenta de la intención real de sus palabras durante la tarde. Había apuntado muy alto esta vez, y YoonGi sabía cuándo darse por vencido.

Lo peor, es que no podía recriminarle algo al omega, porque JiMin siempre mantuvo las cosas claras entre los dos. Fue YoonGi quién se dejó llevar por la ilusión y el deseo de tener algo con el omega.

—¿YoonGi-ah? —La tranquila voz de su vecina se escuchó detrás de la puerta. El alfa alzó la mirada esperando a lo que fuera a decir la mujer. —¿Estás triste? Tu aroma se siente por todo el pasillo.

—Estoy bien señora Zhang. —Mintió descaradamente y por la forma en la cual se escuchó el suspiro pesado de la mujer, supo que ella se dio cuenta.

—Estoy al lado cuando quieras ir para hablar. —Fue lo que respondió la mujer mientras se alejaba de la puerta. YoonGi sonrió un poco.

Un corazón roto tardaba en sanar, pero algún día lo haría.

Solamente tenía que soportar.

...

Cuando JiMin llegó a su empresa aquella mañana, lo primero que hizo fue dirigirse al estudio en dónde seguramente encontraría a YoonGi trabajando con JungKook. Abriendo la puerta sin anunciarse, se encontró con JungKook acomodando una pila de documentos y el resto del estudio completamente vacío. La mirada del alfa se detuvo con curiosidad sobre él antes de hablar.

—¿Pondrás el anuncio tú o TaeHyung? —JiMin le observó confundido durante un tiempo. JungKook exhaló un profundo suspiro. —De la vacante como mi asistente.

—¿De qué hablas? ¿No es suficiente con YoonGi? —JungKook se mordió el labio en respuesta, mientras observaba al omega.

—YoonGi renunció ayer, pensé que lo sabías. —El omega retuvo el aliento por un momento antes de negar.

—Es imposible. —Rió sin gracia. —Yoon... TaeHyung no me dijo nada, y yo siempre debo firmar las cartas de renuncia, ¿Por qué?

—La verdad no lo sé, JiMin-hyung. Simplemente pasó toda la tarde de ayer con una mirada devastadora adornando su rostro, me dejó de regalo la bufanda que cargaba y se fue diciendo que había sido de gran ayuda en lo poco que estuvimos juntos. Lo demás lo sabe TaeHyung. —JiMin asintió, sin esperar nada más mientras caminaba en dirección a la oficina de su mejor amigo y socio.

Su olor estaba pesadamente espeso, pero JiMin no estaba dispuesto a regularlo, no tenía cabeza para eso, solamente quería ir con TaeHyung y que este le negara lo que había dicho JungKook.

YoonGi no se fue.

YoonGi no dejó el trabajo.

YoonGi no... Lo dejó.

Repitiendo el mismo patrón que con el estudio de JungKook, JiMin entró sin anunciarse a la oficina de su mejor amigo. No era necesario de todas formas, el olor abrumador de JiMin lo hacía fácil de detectar. TaeHyung se acomodó en su asiento, regalándole una mirada de comprensión al mayor mientras este se sentaba frente a él.

—Supongo que no tengo que decirte nada, porque ya lo sabes.

—¿Renunció? —TaeHyung asintió, desviando la mirada hacia un lado.

Haunted » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora