Capítulo 9: Fase 6

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—¡Ethan!— grité, mi voz resonando en el aire cargado de peligro— ¡Dime algo antes de que sea demasiado tarde!

—¡¿Estás loca?! ¡No vas a morir!— Ethan respondió.

Las criaturas comenzaron a aparecer en mayor número, volando con una agilidad sobrenatural, al igual que Ethan y Denver. El aire se llenó de un zumbido siniestro, el sonido de alas batientes y gruñidos amenazantes.

—¡Solo no grites!— me ordenó Denver, apretándome más hacia su cuerpo mientras nos elevábamos en el aire. Las alas de Denver y Ethan esquivaban hábilmente los ataques, creando una danza mortal en el cielo.

—¡Solo dime a quién fue que besaste!— exigí, mientras una de esas cosas atrapaba a Ethan. Pero él pudo... bueno, él agarró a esa criatura horrenda por la boca y la partió por la mitad, dejando su cuerpo cayendo hacia el vacío.

—¡No te diré nada!— respondió, su voz tensa.

—¡¿Por qué?!

—¡Porque me matarás si es que ellos no lo hacen!

—¡Solo dilo!— insistí, mi voz apenas audible.

Miré hacia el suelo donde Tormenta estaba huyendo con Katerin e Ivy en su espalda. Su velocidad era impresionante, pero lo peor era que varias criaturas los perseguían, a nosotros por el cielo y a ellos por tierra.

—¡A... tu hermana!— finalmente confesó Ethan.

Quedé en shock, miré al suelo y luego a él.

—¡¿Qué?! ¡Mi hermana...! ¡¿Cómo se te ocurre besar a mi hermana?!

—¡Lo lamento, pero era para que no pudieran rastrearnos!

—¡Oh, y veo que tu plan funcionó a la perfección, imbécil!

—¡¿Pueden dejar ese tema para más adelante?!— interrumpió Denver, llevándome aún más alto, mientras las criaturas continuaban su implacable persecución. La tensión era palpable, cada segundo contaba en esta carrera contra el tiempo y las criaturas de la noche.

Justo entonces, un dolor agudo se apoderó de mi brazo derecho. Miré hacia abajo y vi una herida que sangraba profusamente. Una de las criaturas había logrado alcanzarme.

—¡Estoy herida!— grité, el dolor punzante recorriendo mi brazo como una corriente eléctrica.

Denver miró hacia abajo y vio la herida. Su rostro se endureció como el granito y sus ojos se llenaron de una furia ardiente.

—¡Eso es suficiente!— rugió, su voz resonando en el aire como un trueno. De repente, una luz brillante envolvió su cuerpo, tan intensa que tuve que cerrar los ojos. Cuando la luz se desvaneció y pude ver de nuevo, Denver había cambiado. Sus alas eran más grandes, más majestuosas, y sus ojos... eran un abismo negro, sin rastro de pupilas o iris. ¿Había entrado en la fase 6 de su experimento?

Con un rugido que hizo temblar el suelo, se lanzó hacia las criaturas, su furia desatada como una tormenta. La batalla había alcanzado un nuevo nivel de intensidad.

La marca que tenía en su brazo izquierdo se volvió negra, extendiéndose por casi todo su cuello, brazos y manos. Pero no eran simplemente venas negras. Eran como ríos de obsidiana, brillando con un brillo siniestro bajo su piel. Se retorcían y se movían como serpientes vivas, un espectáculo aterrador y fascinante a la vez. Cada pulsación enviaba ondas de oscuridad a través de su piel, como si su sangre misma se hubiera vuelto de tinta. Era una visión que inspiraba tanto miedo como asombro. La transformación de Denver era un testimonio del poder que había desatado.

Denver se movía con una velocidad y agilidad sobrenaturales, sus alas negras cortando el aire como cuchillas. Cada golpe que asestaba era preciso y letal, derribando a las criaturas una tras otra. Su furia era como una tormenta, implacable e incontenible.

Entre el peligro y el amor [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora