Capítulo 21: El vínculo

11 4 0
                                    

El silencio pesaba en la habitación, solo interrumpido por el sonido sordo de mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Observé a Denver en el suelo, sintiendo un nudo en la garganta ante su aparente inmovilidad. Me acerqué a Alex, con una mezcla de esperanza y temor reflejada en mis ojos.

—¿Esto funcionará? —pregunté, apenas capaz de articular las palabras.

Alex me miró con seriedad, sus ojos transmitiendo una confianza que no sentía en ese momento.

—Debes confiar —dijo con voz firme—. Es nuestra única opción.

Asentí, sintiendo el peso del cuchillo en mis manos temblorosas. Miré a Denver una vez más, deseando con todo mi ser que esto funcionara. Respiré profundamente, tratando de encontrar la fuerza dentro de mí para seguir adelante.

Declan se acercó a mí, su expresión seria.

—Valeria, si esto no funciona, tendremos que irnos. No podemos quedarnos aquí para siempre. Necesitamos pensar en la seguridad de todos nosotros, incluido tu hijo.

Asentí con la cabeza, sabiendo que tenía razón. No podíamos arriesgarnos a quedarnos indefinidamente en un lugar tan peligroso. Pero una parte de mí se aferraba a la esperanza de que esta última opción funcionara, de que pudiera salvar a Denver y a mi hijo sin tener que abandonarlos.

—Lo sé —respondí con determinación—. Haré lo que sea necesario.

Katerin miró a su alrededor, observando la escena con una expresión preocupada en su rostro.

—Esto parece un ritual. No sé si deberíamos estar haciendo esto. Podría ser peligroso.

—No tenemos otra opción —respondí, tratando de mantener la calma a pesar del creciente nerviosismo—. Tenemos que intentarlo. Si no lo hacemos, podríamos perderlos a ambos.

Mis palabras no lograron disipar completamente la preocupación en el rostro de Katerin, pero sabía que no podíamos permitirnos dudar en este momento crítico.

Con manos temblorosas, tomé el cuchillo y lo sostuve sobre mi palma izquierda. Un escalofrío recorrió mi espalda mientras contemplaba el filo reluciente del arma. Sabía lo que debía hacer, pero el miedo me paralizaba.

Con un suspiro profundo, cerré los ojos y reuní toda mi valentía. Entonces, con un movimiento decidido, presioné el filo del cuchillo contra mi piel y lo deslicé lentamente, provocando una profunda incisión en mi palma. Un dolor punzante me recorrió, haciéndome jadear involuntariamente mientras la sangre brotaba de la herida, tiñendo mi mano de rojo carmesí.

A pesar del dolor, me arrodillé junto a Denver, cuyo cuerpo yacía inerte en el suelo. Con manos temblorosas, extendí mi mano ensangrentada hacia él, ofreciéndole mi sangre como un acto desesperado de sacrificio. Mis dedos temblaban mientras tocaban su piel fría, y la sangre comenzó a fluir de mi herida, tiñendo sus labios pálidos de un rojo oscuro.

Un nudo se formó en mi garganta mientras observaba con ansiedad, esperando desesperadamente cualquier señal de vida. Por un momento, todo pareció detenerse, el silencio pesado en la habitación solo interrumpido por el sonido de mi respiración entrecortada y el latido frenético de mi corazón.

Un leve temblor recorrió el cuerpo de Denver, sus labios pálidos se movieron débilmente, y sus ojos cerrados comenzaron a parpadear lentamente, como si estuviera emergiendo de un profundo sueño. Un destello de esperanza brilló en mi corazón mientras observaba con asombro cómo Denver comenzaba a volver a la vida, alimentado por la sangre que fluía de mi mano.

El dolor en mi palma palideció ante la oleada de alivio y gratitud que inundó mi ser.

Con una mirada intensa y seria, Alex confirmó la verdad que se revelaba ante nosotros.

Entre el peligro y el amor [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora