Capítulo 6: Creación789

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—¿Estás bien?— pregunté, observando cómo permanecía inmóvil, como si pudiera oír los pasos de esas criaturas.

—No dispares a menos que sientas que estás en un peligro que lo justifique— aconsejó, señalándome una habitación.

Logramos entrar sin ser detectados, aunque no fue tarea fácil. Denver, por otro lado, se dirigió al sótano. Supuestamente, Katerin y mi hermana Ivy estaban escondidas en la habitación.

Denver desapareció en la oscuridad del sótano, dejándome solo en el silencio tenso. Me dirigí a la habitación que me había señalado, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Abrí la puerta con cuidado, temiendo lo que podría encontrar. Pero allí estaban, Katerin e Ivy, acurrucadas en una esquina, sus rostros pálidos iluminados por la débil luz que se filtraba por una rendija en la persiana. Sus ojos se agrandaron al verme, pero rápidamente puse un dedo en mis labios, instándolas a mantenerse en silencio. No estábamos a salvo todavía. No hasta que todos estuviéramos fuera de esa casa y lejos de esas criaturas.

Mi hermana tenía una herida sangrante en el brazo izquierdo y me miraba aterrorizada.

—¿Te duele mucho?— pregunté, agachándome a su lado. Mientras tanto, Katerin se mantenía en guardia, apuntando con su arma hacia la puerta, protegiéndonos.

La expresión de mi hermana se endureció mientras asentía, apretando los dientes para contener un grito de dolor. Rápidamente, rasgué un trozo de mi camisa y lo até alrededor de su brazo, intentando detener el sangrado.

—Debemos movernos— murmuró Katerin, su voz tensa mientras mantenía su mirada fija en la puerta. Asentí, ayudando a mi hermana a ponerse de pie. Con Ivy apoyada en mí y Katerin cubriéndonos, comenzamos a movernos silenciosamente hacia la salida, rezando para que las criaturas no nos descubrieran. La tensión era palpable, cada segundo parecía una eternidad mientras avanzábamos, pero sabíamos que no teníamos otra opción. Teníamos que escapar.

Estábamos bajando las escaleras cuando un rugido ensordecedor resonó desde la sala. Nos detuvimos en seco, el corazón latiendo con fuerza en nuestros pechos. Katerin giró rápidamente, su arma apuntando hacia la dirección del sonido.

—¡Rápido!— susurró, empujándonos hacia la puerta trasera. Ivy soltó un gemido de dolor mientras la ayudaba a moverse más rápido. Podíamos oír el sonido de pasos pesados acercándose, el rugido volvió a sonar, más cerca, esta vez. El miedo se apoderó de nosotros, cada latido de nuestro corazón parecía un tambor en nuestros oídos.

Entonces, en la puerta de la habitación, una bestia saltó desde afuera hacia adentro, haciéndome retroceder. Nos había visto. Estábamos condenadas.

—¡Valeria!— gritó Katerin. Vi que se acercaba a mí, extendiéndome sus manos. Pero algo estaba mal. La veía al revés. No, no era ella. Era yo. Estaba cayendo.

Empujé a Ivy hacia Katerin, la bestia se acercó velozmente. El mundo giró a mi alrededor, y de repente, vi el techo de frente. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Solo significaba una cosa... estaba cayendo.

El suelo se acercaba rápidamente. Iba a morir por el impacto. El terror me consumía, cada segundo parecía una eternidad. Mis pensamientos se volvieron borrosos, solo quedaba el miedo y la certeza de un final inminente. Pero en ese momento, una sola idea se apoderó de mi mente: tenía que sobrevivir. Por Ivy. Por Katerin. Por mí. No podía rendirme ahora.

¿Pero cómo?

Justo cuando estaba a punto de rendirme a la gravedad, una figura apareció en mi campo de visión. Denver. Con una agilidad asombrosa, saltó desde el segundo piso, extendiendo sus brazos hacia mí.

Entre el peligro y el amor [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora