CAPÍTULO 44

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-Muy bien –le sonreí a Victoria quien daba sus primeros pasos en patines sin tener que ir con ella a su lado.

-¿Le enseñaste también a Charles? –Victoria me observó y mi sonrisa desapareció.

Un dolor en el pecho se hizo presente, intenté disimular y negué junto a una sonrisa.

-No, aún no –agarré unos conos colocándolos en el pedio de la cancha.- Bueno Victoria, ahora tienes que ir por entre los conos sin voltearlos, yo te acompaño esta vez.

Me puse a su lado y comencé a indicarle cómo hacerlo, pero aprendía rápido y eso me ponía feliz por ella. Luego de un rato, la noche ya caía asi que decidimos que era mejor dejarlo por hoy.

-¿Entonces estás segura? –cuestionó Checo mientras caminábamos a la puerta de su casa.

-Sí, aunque siento que no tengo mucha opción, quizás sea lo que necesite –encogí mis hombros pero lo cierto es que todo dolía más de lo que imaginaba.

-¿Volverás? –cuestionó abrazándome cortamente.

-No lo sé –respondí observándolo una vez nos separamos.- Nos vemos en el paddock de Imola.

Levanté mi mano despidiéndome y empecé a caminar. Había decidido que luego de cada gran premio, en vez de volver a Mónaco, me iría a Holanda.

Mi mamá no estaba muy feliz con la noticia pero entendía que quizás era necesario y prometió ir a visitarme si me tardaba mucho en regresar a Mónaco, ella aún tenía sus terapias aquí, así que no podría irse. Me dejó en claro que si pudiera, se iría conmigo a pesar de que estaba realmente bien en Mónaco.

Aún estaba tan vivo en mí como en ese instante el momento en que todo se había arruinado con Charles y aunque intentara huir de eso, no podía. Me perseguía todos los días, me dolía, no me dejaba dormir y solo quería que pasara de una vez.

Nadie sabía qué había sucedido y tampoco quería que supieran, porque después de todo fuimos más cuando estábamos solos que delante de nuestros amigos. Quizás las únicas en enterarse serían mis amigas y eso era suficiente para mí, sabía que no se detendrían hasta saberlo de una vez.

-¿Francia? –cuestionó Lotte sentada entre Anette y mi papá mientras observaban la Tablet.- ¿Londres? ¿Italia?

-Yo creo que Francia tiene unos hermosos lugares donde hacer una boda –agregó Anette.

Ninguno me miró cuando entré en aquella casa, mi presencia no importaba en lo absoluto. Mi hermano no estaba, Chloe estaba en la cocina.

-Me voy a Holanda –dije al entrar en la misma. Chloe se volteó a verme en silencio.

-¿Cómo?

-Ya no puedo seguir aquí, todo está roto Chloe –susurré al borde de romperme a llorar.

-Brianna, yo quiero hablar contigo sobre lo que dijo tu pap...

-¿La cena está lista? –cuestionó Anette entrando allí. Le di la vuelta sacando algo de uno de los cajones de la cocina y caminé a la nevera abriendo la misma.

-Sí, ya está casi lista.

-Bien, por favor no te distraigas y que esté enseguida, mañana tenemos muchas cosas por hacer.

Luego de agarrar algo de helado, salí de la cocina subiendo rápidamente hasta mi habitación. Todo estaba hecho un completo desastre, yo era un completo desastre.

Había creído que mi vida comenzaba a tener sentido y al fin empezaba a tomar un camino que me gustaba. Ahora solo tenía que conformarme con el perfume de aquella camiseta y los recuerdos que siempre me acompañaban.

Bree; la hermana de Verstappen │Charles Leclerc│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora