CAPÍTULO 29

986 85 3
                                    


Una gran sonrisa apareció en mi rostro cuando pisé aquellas oficinas de Red Bull y reconocí a Checo de pie conversando con alguien. 

-¡Checo! –exclamé, él se volteó sonriendo a lo grande y rápidamente corrí hacia el dándole un fuerte abrazo, se había vuelto alguien especial e importante para mi.

-¡Bree! –me abrazó con fuerza soltando una risa.- Al fin volviste, aunque me alegro demasiado de que hayas disfrutado tus vacaciones –alzó ambas de sus cejas sonriéndome y yo asentí rápidamente.

No dudé en contarle como había ido todo, quizás los detalles con Charles los dejaría para otro momento. Al enterarse sobre mi mamá se alegró demasiado y me dijo que quería visitarla algún día, mi mamá estaría encantarla en conocerlo.

-Te quiero presentar a alguien –me dijo Checo, apoyando su mano en una manija, abriéndola. Abri mis ojos en grande cuando veo a una pequeña niña jugando sobre una alfombra.- Mi hija Victoria.

-Dios mío –me acerqué a la pequeña que se levantó algo tímida y obedeció a su papá cuando le dijo que se acercara a saludarme.- Eres muy hermosa –dije agachándome a su altura y dándole un pequeño beso en su mejilla.- ¿Cómo te llamas?

-Victoria –murmuró con timidez aun, pero me sonrió y se me hizo demasiado dulce.- Tengo así –dijo haciendo el seis con sus dedos. Solté una risa y asentí.

-Yo me llamo Brianna y tengo unos cuantos más que tú, ¿viven aquí? –pregunté incorporándome.

-Si, en realidad estaba de viaje por México con su mamá en estos días y antes no había podido presentártela y... -se volteó hacia mí y yo lo miré esperando a que continuaba hablando.- Ama patinar, de hecho siempre ha querido que alguien le enseñe y por lo que me mostro Charles, lo haces increíble.

-Espera, ¿Charles? –cuestiono sin entender, ¿acaso me había grabado y se lo había mostrado a Checo?

-Sí, patinando por Bali como toda una profesional, aunque sí lo eres. ¿Crees que algún día puedas enseñarle?

Me quedé en silencio observando hacia Checo y luego hacia la pequeña Victoria, la idea de enseñarle a alguien se me hacía muy bonito pero no sabía cómo hacerlo ni dónde, tenía miedo de hacerlo mal.

-Es que no se enseñarle a alguien más, además no tengo donde hacerlo, claramente no llevaré a tu hija a la calle. Aunque me encantaría hacerlo, es encantadora –sonreí viéndola, me recordaba a mí de pequeña cuando también quería comenzar a patinar.

-Entonces no te preocupes, yo me encargaré de ver un lugar para eso.

Finalmente nos ponemos a trabajar con Checo aunque de vez en cuando nos poníamos a conversar de otras cosas, era imposible no desviarnos porque nos llevábamos muy bien y porque de vez en cuando la pequeña victoria venía a mostrarme algún juguete que le parecía muy interesante y, por supuesto, yo le prestaba toda la atención del mundo.

-No te dejes pasar por encima, es tu casa por sobre todas las cosas, Bree –me había dicho Checo antes de despedirnos luego de haberle contado la situación en mi casa, tenía razón y yo lo sabía pero sentía que no tenía tanto por hacer, como siempre.

Me despedí de ambos y le prometí a aquella niña castaña que le enseñaría a patinar como ella soñaba hacerlo. Una gran sonrisa se hizo presente en mi rostro cuando finalmente al llegar a la casa de mi tía me encontré con mi mamá sentada en un sofá mientras mi tía le ayudaba a comer algo, ella lo intentaba sola pero aún asi estaba algo débil.

-Yo lo hago tía –me senté a un lado de mi mamá besando su mejilla con una sonrisa pinchando algo de fruta y llevándola a su boca.

-¿Estabas trabajando? –cuestionó ella apoyando su mano sobre mi pierna.

Bree; la hermana de Verstappen │Charles Leclerc│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora