001: my sudden savior.

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Bajo la luz plena de la luna llena, Seo-ri se hallaba en medio de la carretera. El viento rugía con fuerza, agitando las ramas como susurros inquietantes. Las sombras se extendían, generando luces y sombras que añadían un toque de misterio. A pesar de la amplitud del cielo nocturno, pocas estrellas titilaban, sumiendo el entorno en oscuridad opresiva. Seo-ri percibía la tensión en el aire, como si el viento llevara consigo un secreto inquietante, y la luna iluminara solo parte de la verdad oculta en la penumbra. La luz opaca de la luna revelaba su entorno.

Sus manos y su mirada exploraban todos los rincones sospechosos desde su escondite. En medio de la carretera, sus labios temblaban de miedo, el corazón latía con desesperación. No había valorado su vida hasta ese momento, recordando oportunidades desaprovechadas y momentos no disfrutados. El solo pensar que no había hecho nada antes de los treinta años la enfadaba consigo misma.

Tantas promesas y súplicas ante un ser superior. El sentimiento del miedo era algo nuevo para la joven, desconocido al igual que una vida plena. Ni un auto ni camioneta pasaban; todo estaba desierto, perfecto para acabar con alguien como ella.

Do Seo-ri, una joven pelinegra de perfil perfecto, nariz recta, mandíbula puntiaguda y ojos tristes, vivía atrapada en el pasado desde pequeña. Su apariencia perfecta ocultaba un oscuro resentimiento hacia su hermana menor, Do Do-hee, a quien envidiaba y odiaba. Tras la muerte de sus padres, ese resentimiento creció, y ella se encontraba acurrucada tras un auto estacionado en calles vacías.

Los sonidos de pasos pesados aturdían sus oídos, indicando que alguien quería terminar lo que había empezado. No sabía quién ni por qué, pero alguien estaba enfocado en acabar con ella.

— Do, Do. Do Seo-ri... — repetía en un tarareo. La joven ubicó ambas manos en su boca intentando no hacer ruido — Nadie podrá salvarte... Acepta tu destino y déjame acabar contigo de una vez.

Seo-ri, con miedo y dificultad, miró lentamente hacia el costado del auto tras escuchar un sonido. La había encontrado. No tardó en levantarse y correr al lado contrario. Sus tacones resonaban en el suelo áspero, y sus labios se mantenían abiertos, incapaz de gritar. Nada salía de su boca; estaba vulnerable.

Sus pies ardían, y sus pulmones rogaban por un descanso. Pero eso no estaba en sus posibilidades. El tarareo parecía alejarse, pero al voltear para estar segura, vio cómo aquel hombre con gorra la seguía rápidamente.

Se desvió hacia un gran bosque, ingresando por una pequeña abertura del tejido que había visto mientras rogaba no morir. Sus brazos se movían rápidamente, sus pulmones pedían oxígeno urgentemente, y sus tacones se quitaban rápidamente para continuar mejor.

Las ramas y las piedras rasparon las plantillas de sus pies. Las heridas superficiales aparecieron, y el dolor aumentó. Pero no pensaba rendirse. Iba a vivir, alejarse del pasado y vivir por sus padres. Ese día no sería su final, no aún.

En lo alto de un edificio, un joven buscaba su víctima perfecta. Por el momento, no había nada prometedor, pero sus ojos brillaron al ver un alma que rogaba por salvación. Levantó su mano, chasqueó los dedos, dirigiéndose a la energía negativa y necesitada.

Buscó en aquel bosque hasta llegar al lugar correcto, donde vio un árbol hueco. Se acercó con cuidado y se llevó una sorpresa al recibir varios golpes en el pecho. Al levantar la vista, encontró a quien supuso necesitaba su ayuda.

— No dejaré que me mates — refunfuñaba ella sin abrir sus ojos — Vete, déjame. Te mataré si no lo haces.

— Creo que deberías abrir los ojos y luego amenazarme — dijo el hombre desconfiado. Ella abrió uno de sus ojos y dejó salir todo el aire que había guardado al ver que no era su cazador — Bien, seré directo — comenzó el hombre — Si firmas un trato conmigo, te daré lo que desees.

Ella frunció el ceño confundida.

— ¿Un trato? — preguntó dando algunos pasos hacia la salida.

Cuando el joven iba a hablar de nuevo, la muchacha salió de su escondite y comenzó a correr alejándose de él.

— Me encuentro con locos en todos lados — murmuró ella mientras bajaba la velocidad.

Al chocar con el cuerpo de alguien, quedó congelada. Con terror, levantó su vista encontrándose con el hombre anterior. Sus ojos se abrieron al ver lo rápido que la había alcanzado.

— ¿Quién eres? — preguntó con pánico al ver los ojos del hombre, totalmente rojos. Dio dos pasos nuevamente atrás — ¿Qué... Qué eres?

— ¿Te gustaría hacer un trato? — amplió su sonrisa, el de los ojos profundos sin quitar su vista de ella — Podría darte dinero, fama, amor y protección para que estas cosas ya no sucedan.

— Me niego rotundamente — negó confundida ante el hombre. Cuando volteó para alejarse y vio la apariencia de su cazador, se escondió tras el pelinegro — Te pagaré lo que quieras si le rompes la cara.

— No necesito dinero, necesito... —.

— Sí, sí. Si quieres algo más que dinero, entonces estás mal — sonrió y dio la vuelta para comenzar a correr siendo perseguida por aquel extraño con máscara.

— ¿No tiene miedo o quiere morir? — susurró mirando cómo ambos se alejaban — Entonces morirá...

Viendo cómo la chica lanzaba uno de sus zapatos al hombre, no pudo evitar sonreír burlón ante lo

que estaba observando en ese momento.

Unió ambas manos y explotó sus huesos para acercarse al señor, que en ese momento se quejaba de su dolor en el hombro ante los pesados tacos que le había lanzado.

— Piensa que esto no será más doloroso que el infierno — habló acercándose al mayor. Este solo lo miró con ironía sin creer en sus palabras — ¿Lo quieres peor? Bien.

Los gritos de aquel hombre se extendieron tras los árboles del bosque, molestando a las aves en sus nidos. Seo-ri ya estaba lejos de todo eso, en su casa, mirando a la nada con un café en sus manos. No sabía que aquel demonio sentía que ella le debía algo; lo había hecho quizás por piedad o porque sintió que el hombre se parecía a un Chucky en miniatura y en peor estado. Pero en ese momento, aquel joven solo pensaba en por qué lo había hecho.

Se encontraba acuclillado sobre sus rodillas, con una mano en su mentón y la mirada perdida. El cuerpo del hombre permanecía frente a él, sin dar señales de vida.

— ¿Por qué...? — indagó el joven sin quitar su vista del camino que ella siguió — ¿Por qué rechazaste el trato?
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¡Primer cap de los muchos que vienen!

Estoy pensando en darle mucha profundidad a esta relación. Espero que el cap este bien, pues lo escribí ya por querer subir el primer cap. En fin, hoy intentaré subir más. ¡No sé preocupen! Seré activa... cuando me acostumbre a mi nuevo horario de trabajo. ¡No soy mayor!, por cualquier cosa, tengo 17, no me vean como viejo verde.

Son las 4 de la mañana, me preocupa la gente que anda votando y comentando en mis otros fics. ¿Gente ustedes duermen? Yo tmb estoy despierta, pero no justifica lo suyo. ¿Que hacen despiertos? ¡Y encima en wattpad! LJALAKS.

En síntesis, si quieres algo en específico o darme ideas, puedes responder este comentario. O alguna crítica constructiva, lo mismo. ¡Si me das ideas te daré tus respectivos créditos y agradecimiento!

Cuídate mucho y come bien, sos suficiente y perfecto tal y como estás, Fiv.

©fivfics.

MY PERSONAL DEMON | Jeong Gu-won Donde viven las historias. Descúbrelo ahora