021: Duel.

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La interminable noche finalmente llegó a su fin. Se estaba organizando el sepelio; al parecer, la señora Joo ya había planificado todo meticulosamente. Nadie más debía preocuparse por los costos o el lugar, ya que ella lo había anticipado todo.

Seo-ri contemplaba el vacío con una taza entre sus manos, la calidez de la bebida parecía proporcionar un respiro en su día, al menos contrarrestando el frío de la cruda realidad. Sus ojos, al igual que su espíritu, se perdían en la distancia. No había experimentado una pérdida tan significativa en mucho tiempo.

Un inquietante hueco llenaba su corazón, como si parte de él se hubiera ido con la señora a quien tanto amaba.

Habían pasado la noche en el departamento de Do-hee, ambas intentaron conciliar el sueño, compartiendo la misma cama en busca de consuelo ante la soledad. Sin embargo, ninguna pudo cerrar los ojos y descansar, ya que lloraban en silencio, abrazadas.

Finalmente, la menor se quedó dormida entre lágrimas. Mientras tanto, la pelinegra, sentada en el suelo, contemplaba la esquina de la habitación, recordando las ocasiones en que la señora Joo comentaba sobre lo desordenado que estaba el armario de su hermana. Luego de tanto, se levantó para doblar la ropa que yacía allí.

Jeong Gu-won las había acompañado a ambas. Al despertar para prepararse un té, se apoyó en la puerta y observó cómo la joven organizaba la ropa por colores. Preocupado por su bienestar mental, suspiró y se retiró para prepararle un café, ya que a simple vista se notaba que no había descansado ni un minuto.

Seo-ri, después de organizar meticulosamente su armario, se encaminó a la cocina en busca de algo más que le diera sentido al día. Jeong Gu-won, notando su ausencia, se apresuró a prepararle un té, ya que no encontró café en el lugar. Con una taza humeante en mano, se acercó a ella con una expresión de comprensión.

— Aquí tienes. Tal vez un té te ayude un poco — le ofreció con delicadeza, observando los gestos cansados en el rostro de Seo-ri —. ¿Estás bien? —.

Ella asintió agradecida y tomó la taza entre sus manos, sintiendo el calor reconfortante en sus dedos. Se sentaron en la mesa de la cocina, compartiendo el silencio por un momento antes de que Jeong Gu-won decidiera romperlo.

— Sé que has pasado por mucho, Seo-ri. Primero, la pérdida de tus padres y ahora la señora Joo. No puedo ni imaginar lo difícil que debe ser para ti — dijo con empatía —. Si necesitas hablar, quiero que sepas que estoy para tí. Quizás no puedo ayudarte, ni decir palabras que te consuelen. Sin embargo estoy para tí —.

Seo-ri, con la mirada perdida en el vapor ascendente de la taza, suspiró pesadamente.

— A veces siento que la vida se ha llevado todo lo que amo. Mis padres, la señora Joo... Me siento culpable, como si de alguna manera fuera mi culpa perder a quienes más quiero — confesó, sus ojos mostrando la carga de la culpa que llevaba —. Me quitó a las únicas personas que realmente me amaron —.

MY PERSONAL DEMON | Jeong Gu-won Donde viven las historias. Descúbrelo ahora