En la sombra opaca de la vida de Do Seo-ri, la pérdida temprana de sus padres arrojó sombras de culpa sobre su corazón, culpando a su hermana menor, Do Do-hee, por la trágica muerte de sus progenitores.
Sin embargo, la oscura trama del destino da u...
Quiero implementar la narración a primera persona, quizás este cap sea el primero e último, o tal vez continúe con este tipo de escritura. Por el momento no prometo nada, pero ahí mantengo.
Subiré un maratón 3/3 hoy, so... les agradecería si por lo menos llegamos a los 20 comentarios en los tres capítulos. Me ayudaría ver sus opiniones.
Llega el punto dónde solo quieres ver el punto de vista de la persona, con el tiempo se pierde la necesidad de tener muchos o pocos votos. A mí en lo personal, no me importaría tener solo un voto, ya que si aquella persona me comenta yo ya sería feliz. Gracias.
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— ¿Entonces, ahora serás el guardaespaldas de Do-hee? — cuestioné observándolo, me lo había mencionado hace un momento. Las gotas de agua seguían cayendo, empapando la sombrilla por completo. Vi cómo su hombro se mojaba, ya que la mitad de su cuerpo estaba afuera, todo para evitar que yo me empapara —. Un acto muy galante — añadí sarcásticamente, cruzando delicadamente mis brazos y observando sus manos —. Tienes manos grandes... Además de sostener un paraguas, ¿qué más puedes hacer con ellas? —.
Cuando noté que su expresión cambió y su rostro magnífico mostró confusión, no pude evitar reírme. Era la primera vez que lo veía sonrojado, tan ingenuo.
— No tenía doble sentido — agregué, entregándole mi cartera —. Pesaba mucho —.
— Volviendo al tema del guardaespaldas — suspiró, comenzando a caminar, y yo no me quedé atrás —. Tu hermana me amenazó —.
— Es difícil de creer, pero — reí negando —. Supongo que es algo de familia —.
— Creo que estar contigo la afectó — vi cómo abría exageradamente sus ojos y sonreí, volviendo mi mirada al frente —. Aunque... ser tu protector no me molestaría —.
Volví mi mirada hacia él, Gu-won ya ni siquiera me miraba, simplemente continuaba su camino, cosa que yo dejé de hacer hace algunos segundos. La lluvia empezó a empapar mi cabello, amenazando con hacer lo mismo con mi ropa.
Y aquí estaba él, corriendo rápidamente para protegerme de la lluvia, pero yo no podía apartar mi mirada de su rostro. Parecía totalmente preocupado.
— ¿Estás loca? — me reprendió, enojado, parecía un pollito que saltaba y decía "pio, pio". No podía verse más tierno —. Podrías resfriarte. ¿Eres así de impulsiva siempre? ¿No podías pedir que parara y ya? —.
— ¿Y perderme esta escena de preocupación? Por supuesto que no — me reí por lo bajo, burlándome de él. No podía evitarlo, sus gestos eran extremadamente lindos —. Sé mi protector — sugerí, tomándolo de los hombros —. Te pagaré más y mejor, el triple —.
