PARTE 1
— Buenos días... —resuena en susurro una voz masculina mientras me acomodo en la cómoda cama.
Al abrir lentamente los ojos, vislumbro poco a poco a alguien frente a mí. Cuando finalmente lo veo con claridad, doy un brinco hacia atrás al descubrir a Willy, sosteniendo una bandeja con el desayuno.
— ¡¿Willy?! ¿Qué haces en la habitación?, ¿No te enseñaron a tocar primero?
— L-lo siento mucho, en verdad. La señora Fregoso insistió en que sería bueno que te trajera el desayuno —gira los ojos a un costado, conteniendo una sonrisa—. Dijo que para mejorar la relación, esto sería romántico.
— ¿Y no has seguido aclarandole que no somos nada? — inquiero reprochante.
— Es que ella fue quien insistió sin dejarme hablar, y si este desayuno es gratis para tí, creo que con gusto prefería no decir nada.
Mi inicial cara desaprobadora se suaviza ante su preocupación por mí. Decido dejar de lado la incomodidad.
— Bueno, muchas gracias. Pero al menos espero que este desayuno "romántico" no sea el preludio de alguna idea más descabellada de la señora Fregoso. Deberíamos seguir aclarando ese asunto, aunque ciertamente es un poco inútil con ellos.
Willy asiente con una expresión ¿desanimada?
—¿Puedo? —señala a un lado de mi cama.
—Claro que puedes.
Me desplazo y coloca la bandeja entre nosotros. Al hacerlo, noto que hay dos porciones, tanto de los platillos, como de las tazas de té que dispersan su humo con aroma frutal delicioso, pero entonces, llevo la mirada hacia Willy enarcando una ceja.
— Iba a preguntar si ya desayunaste, pero la señora Fregoso se encargó bien de ese desayuno "romántico".
—¡Pues a disfrutar!.
Exclama jovial y río, para después ir con él tenedor directamente a probar el exquisito postre; una rebanada de pastel, relleno de crema batida y acompañado de frutos rojos con una capa de delicioso glaseado.
Durante ese momento, el silencio se adueña de nosotros mientras nuestros labios permanecen ocupados saboreando cada bocado con ansia y deleite. Sin embargo, a lo largo de esos instantes, siento su mirada, a veces breves y otras prolongadas, posarse sobre mí, provocando que una suave inquietud me invada y le mire de reojo. Pensaría que puede estar riéndose o criticando internamente por comer de primera el postre antes las tostadas con bacon y huevos revueltos.
— ¿Acaso tengo algo? —pregunto alarmada tocando mi cara. Él sonríe.
— No..., nada —responde suavemente y se concentra en su desayuno.
Decido cambiar de tema recordando que debo elogiarlo por el delicioso chocolate que me obsequió.
—Por cierto, probé tu chocolate. ¡Fué simplemente espectacular! — su rostro rebosa de luminosidad formulando una enorme sonrisa.
—¿De verdad te gustó?
— ¿Que si me gustó? ¡Por favor! Me encantó. Es más que un simple chocolate, es una enorme muestra de tu pasión, talento ¡y magia!. Déjame decirte sin dudar, que cuando el mundo conozca y pruebe tus maravillas, los vas a cautivar y serás, el mejor chocolatero del mundo. Aunque en realidad...ya lo eres para mí.
Willy acepta los elogios con una modesta y una alagada sonrisa
— Eso, me alegra demasiado..., muchas gracias.— De repente, una chispa traviesa ilumina sus ojos.— Y como mi ahora favorita— ¿Soy su favorita?.
Saca de su bolsillo otra pequeña caja que rezuma un aroma irresistible
— Te dije que también serías la primera en obtener mi creación más reciente.
Al abrir la caja, descubro un chocolate con forma singular. El color menta, con un brillo dorado que acentúa su aspecto lujoso y atractivo, lo hace ver también muy apetitoso.
— Vaya... — expreso admirando el dulce en mis dedos — Muchísimas gracias, jóven wonka. Me siento afortunada de ser la primera...— confieso sintiendo un leve calor en mis mejillas — Aunque sea una extraña que apenas conociste ayer, ¿Apuesto a que no lo hubieras imaginado?
— No... — niega tomando una larga pausa — pero estoy agradecido.
Lo mira de manera repentina, y sus ojos revelan un sutil destello de vergüenza por las palabras que acaba de pronunciar.
— Bu-bueno porque, eres muy agradable y una persona de bondadoso corazón, además de linda, li-linda en todo sentido, claro.
La señora Fregoso aparece en la puerta junto a la pequeña y, como si la vigilara, le pide que se lleve la bandeja. Ella obedece, se acerca tomando la charola, nos da una última mirada, y niega con la cabeza como si hubiéramos hecho algo mal.
Willy y yo nos miramos. Cuando ambas abandonan la habitación, él se encoge de hombros restando importancia. Se pone de pié y me avisa que irá a alistarse para que salgamos a ganar algo de dinero.
Aunque en realidad, menciona que nos alistemos para salir, recalcando que no es necesario que me preocupe, porque él se encargará de conseguir el dinero. Sin embargo, es obvio que yo también trataré de obtenerlo.
Por otro lado, me mantengo inquieta por las constantes señales de Noddle.
¿Es realmente malo quedarnos en este lugar?