Nuestro instante de conexión se desvanece abruptamente por las sirenas policiales que retumban con vibraciones.Las luces destellantes del mismo nos ilumina. Ambos volteamos desconcertados; los globos que sostenemos se escapan de nuestras manos lentamente.
Alzo una mano para proteger mis ojos del deslumbramiento, tratando de distinguir esa figura a la distancia, y otra que emerge del auto.
— Señor Wonka — Grita el masculino que ha salido — ¿Podemos hablar en privado?