Un suspiro escapó de sus labios ante el recuerdo de su padre. Hacía ya un mes completo desde que Fugaku se había marchado de su hogar por un nuevo trabajo en la construcción en otra ciudad.
No estaba seguro sobre cuanto tiempo le tomaría permanecer lejos de su familia, pero ansiaba volver a verlo.Fugaku siempre había sido un hombre amable y tranquilo. De hecho, él mismo había heredado esa misma personalidad. Además, el amor y cariño con el que trataba a ambos hijos solo lo hacía extrañarlo más.
Esperaba el día en que volviera para poder recibirlo con un abrazo mientras su padre le entregaba a escondidas los dulces que le había prometido si no lloraba cuando partiera. Esperaba que cumpliera con cada gramo que le había ordenado traer.
Podía observar desde la ventana de su cuarto a los niños jugar cerca de sus madres, un pequeño grupo de mujeres que se encontraban sentadas afuera de la casa de una de ellas mientras cosían las vestimentas entre sonrisas y charlas sin importancia.
Hacía casi un año que se encontraba viviendo en Luxemburgo junto a su familia. Siendo alguien que había llegado de Japón, un país con una lengua completamente distinta al igual que sus costumbres, aún no lograba encajar allí.
Los pasos de su hermano lo hicieron voltear la cabeza, para observarlo con una toalla de algodón enrollada en su cuerpo, justo por debajo de sus axilas.
—¡Sasuke, ven a bañarte de inmediato!—Gritó su madre en su idioma natal.
—¿Me bañas, Itachi? —Preguntó el infante, ignorando los gritos de su progenitora.— Madre suele tallar mi cabeza demasiado fuerte.
Una sonrisa apareció en sus labios antes de asentir en un cabeceo y acompañar a su único hermano a la bañera de madera que ocupaba gran parte del baño.
A pesar de no ser una persona muy sociable, odiaba no lograr comprender lo que las demás personas le decían. Pero sobre todo, odiaba que todos allí pudiera hablar tres idiomas y ninguno era japonés.
Los vendedores o incluso sus propios vecinos, aunque solo sea un saludo amable, lo hacían en alguno de los tres idiomas, logrando que él solo bajara la cabeza con amabilidad y una pequeña sonrisa sin saber que decir.
Luxemburgués, francés e incluso alemán. No lograba comprender ni una sola palabra que salieran de los labios de los habitantes que allí se encontraban y aquello lo frustraba aún más al sentirse un ignorante.
Observó de reojo a su madre apoyada en el marco de la puerta con sus brazos cruzados mientras observaba con una sonrisa de labios sellados a sus hijos convivir.
Itachi enjabonaba la cabeza de su hermano pequeño, creando espuma y realizando peinados extraños en su cabello mientras el infante reía al verse en el espejo de pie que permanecía a espaldas del mayor.
—Serás una excelente madre algún día, Itachi.—Habló la dama por fin.
Habría deseado que el joven tomara aquello como un halago, quizás, que una pequeña sonrisa asomara en sus labios sin que sea dedicada a su hermano.
Contrario a ello, Itachi solo bajó las comisuras de sus labios y mostró un rictus serio cuando volteó a verla mientras tallaba con delicadeza el cabello entre sus dedos.—No creo poder conseguir pareja.—Confesó con desinterés.— Ni siquiera puedo comprender lo que me dice un simple mercader cada vez que salgo con usted a comprar, madre. ¿Cómo podría conseguir un esposo con el cual entenderme?
La dama frunció el ceño con molestia.
—Me he esmerado en que aprendas alguno de los idiomas que se hablan aquí, pero tu no pones de tu parte.
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En las manos del Duque (NaruIta)
FanfictionA punto de cumplirse un año desde que la familia Uchiha llegó a su nuevo hogar, Itachi no lograba encajar entre todos aquellos habitantes. No lograba comunicarse con nadie al no saber su idioma y la insistencia de su madre por contraer matrimonio, l...