Capítulo 35

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¡Por fin he vuelto! Estoy fascinada con un anime llamado Haikyuu y he leído demasiados FF de ellos. Sinceramente, estoy queriendo comenzar a escribir historias de los shipps existentes sin dejar mis favoritos de Naruto, por supuesto. Aunque no creo que lo haga en esta cuenta y seguro me haré una nueva cuenta en Wattpad para poder escribir sobre ellos. Con esto busco decir que si a algun@ le gusta la idea, publicaré la nueva cuenta en algún momento por aquí.

Por otro lado, ya tengo una nueva historia en proceso que aún no está lista para comenzar a publicarse. Su nombre es "Oscuridad" y es NaruIta porque no se como fue que terminé tan fascinada con esta pareja en ese orden. :)

¡Sin más que decir, que disfruten su lectura!


El olor a encierro y humedad lograban que su nariz ardiera. Las paredes ya oscuras por el paso de los años le daban la bienvenida en la oscuridad que era interrumpida por la lumbre de las antorchas.

Podía oír los llantos de distintas personas, sus voces pidiendo por ser liberadas y los sonidos de las gruesas cadenas agitarse en un intento por recuperar la libertad de aquellos que permanecían en el lugar más recóndito del calabozo.

La simple idea de adentrarse un poco más allá, no le parecía buena. Al menos no estando en completa soledad, caminando entre las celdas del aquel lugar.
Se arrepentía de no haber hablado con su hermano para que lo acompañe, pero Mikoto había sido clara en pedir por su presencia.

Intentaba mentalizarse. No quería que sus sentimientos y pensamientos se vieran afectados al ver a su hermana mayor, por lo que intentaba mantener la compostura y su cabeza recordaba cada situación por las que la omega los había hecho pasar. No solo a ellos, sino también a su propia familia.

Su mente recordaba desde la primera pelea que tuvo con su padre, queriendo que la ira se apodere de sus sentires para evitar flaquear ante ella.
Sin embargo, solo existía una leve molestia en él que parecía impedirle aquello que tanto buscaba.

—Izuna...

Su voz salió en un susurro. No necesitó mucho más para poder oírla aún con los lamentos de los demás.
Sabía que cada uno había sido enviado allí por una grave falta, aunque no podía confirmar que estuvieran allí por el actual duque. Su mirada había encontrado a alfas, omegas y algunos betas de diferentes edades. Desde el más joven cubierto por suciedad y rugiendo por su libertad como si de esa manera pudiera seguir con vida, hasta el anciano que se ubicaba a mitad de camino. Permanecía en silencio, con su cabeza agacha y su espesa barba rozando su estómago. Parecía resignado a no salir de allí, poniendo su vida por completo en las manos de sus carceleros.

—¿Por qué pediste verme?

No iba a andarse con vueltas. Quería volver al castillo, alejarse de aquel olor que irritaba sus fosas nasales y encontrarse una vez más con el alfa que le había otorgado aquella maravillosa primera cita.

—Necesito que me ayudes.—Mikoto sollozó.— Se que no estuvo bien lo que hice, pero siempre fue por el bien de mis hijos.

Izuna resopló con cansancio.

Lo que ella había hecho fue... La muestra perfecta de la ausencia de sus sentimientos como madre.

El alfa se sentó frente a ella, con la gruesa reja de hierro separándolo de su hermana.

—¿A qué te refieres exactamente?—Clavó sus ojos en los de su hermana al exponer la pregunta.— ¿A casar a tu hijo mayor con un hombre que no conocía? ¿A alejarnos de nuestros sobrinos? ¿A marcharte con Sasuke para mantenerlo encerrado en una habitación privándole de su higiene y necesidades?

En las manos del Duque (NaruIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora