ATENCIÓN, A PARTIR DE ESTE CAPÍTULO NO HABRÁ DIFERENCIAS DE IDIOMAS.
Su estómago se apretó cuando el sonido de los pasos de los guardias se escuchó por el silencioso castillo.
Los sirvientes se movían de un lado al otro, casi corriendo, por las grandes habitaciones. Algunos preparaban la gigantesca mesa para recibir a los invitados, mientras que otros esperaban en la cocina para recibir los alimentos y las bebidas necesarias para tener todo listo.Naruto se encontraba recostado contra el sillón de cuero de su oficina mientras leía uno de los documentos que Iruka le había entregado. Parecía tan tranquilo como siempre.
Por otro lado, Itachi se encontraba a punto de arañar las paredes por el nerviosismo.
Había sido coronado apenas el día anterior, presentándose como la duquesa de Luxemburgo y aunque no le agradara del todo el título, Kakashi le había informado que no podían existir dos duques en un mismo ducado. Era estúpido nombrarlo de esa manera cuando era un omega masculino.
Había sido una bienvenida cálida en el lugar, presenciando la felicidad de los lugareños al saber que su monarca ya se encontraba casado. La comida abundó y había podido hablar con muchas personas, conociendo el estatus de vida que allí tenían.
El padre Yuto, el mismo señor que los había casado, había sido quien le ofreció la corona a su esposo para que la colocara en su lugar. Una corona de oro puro con una piedra de topacio azul en el centro que hacía juego con su anillo y rivalizaba con los ojos de su alfa.
Itachi suspiró queriendo calmar el nerviosismo y alisó su kimono. Podía sentir la mirada de su esposo en su persona y estaba seguro de que si se volteaba a verlo, Naruto tendría una sonrisa burlona en su rostro.
Había conocido a demasiadas personas durante su coronación, pero apenas y había sentido algo de nervios o ansias. Demasiado diferente a lo que le estaba ocurriendo actualmente, porque estaba a punto de conocer a los consejeros y condes de los lugares aledaños.
Debía lucir bien, actuar perfectamente como se esperaba del esposo del duque. Porque si Naruto lo había elegido para gobernar a su lado, debía estar a la altura.
Sabía que no habría tantas personas como lo hubo al presentarse frente a toda la capital. Aún así, no podía cometer ningún error.
Un beso en sus labios lo devolvió al mundo.
—Debes estar tranquilo.—Naruto acariciaba sus mejillas con delicadeza.— Todo lo que haz hecho hasta el momento fue perfecto y te comportas estupendamente. Son solo personas, cariño.
—Personas con poder.—Susurró.
Naruto asintió.
—Pero no tanto como el nuestro.—Sus manos se aferraron a la cintura del menor y lo envolvió en un apretado abrazo.
La puerta de la oficina fue golpeada y pocos segundos después Obito ingresó.
—Altezas.—Reverenció.— Los señores han llegado.
El alfa tomó su mano con fuerza y le sonrió antes de caminar junto a él hacia el exterior del cuarto.
Esperaba poder encontrar algún rostro conocido. Ya sea a su suegro, Iruka e incluso Kakashi, pero ninguno estaba presente en el momento en el que llegaron al gran salón.
La mayoría eran alfas que portaban atuendos exageradamente caros. Todos se levantaron para realizar una reverencia cuando la pareja hizo acto de presencia.
Itachi los observaba a cada uno, encontrándose a pocos alfas jóvenes que habían tomado su título a la misma edad que Naruto.
—Es un placer conocer al fin al esposo de nuestro duque.—Un joven de cabello colorado y ojos turquesas, se acercó a ellos a la vez que pronunciaba sus palabras.— Ya era hora de que encontraras a alguien.—Dijo mirando al duque.
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En las manos del Duque (NaruIta)
FanficA punto de cumplirse un año desde que la familia Uchiha llegó a su nuevo hogar, Itachi no lograba encajar entre todos aquellos habitantes. No lograba comunicarse con nadie al no saber su idioma y la insistencia de su madre por contraer matrimonio, l...