36: 28 de mayo

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Querido diario,

Ja-Cheol es tonto. Es tonto. Perdona por la letra ilegible, pero estoy escribiendo apoyado en mi regazo, sentado en el coche. Ja-Cheol ha entrado en el local que está enfrente para comprar algo de comer para el viaje, me ha preguntado si prefería Coca-Cola o agua con esa voz seca que usa cada vez que está cabreado. He tenido que aguantar las ganas de reír mientras le decía que prefería agua, gracias.

Nos hemos enfadado por una chorrada. Ya ves. Sonaba una canción de Bigbang en la radio y he comentado que el grupo estaba sobrevalorado, a lo que él ha respondido super afectado que no sé de lo que hablo. Le he dicho que mi opinión cuenta igual que la suya y que es algo subjetivo y que siempre es muy duro a la hora de juzgar ciertas cosas, como si llevase la verdad absoluta colgando del bolsillo. Ja-Cheol ha puesto entonces los ojos en blanco y, ah, eso sí que ha terminado por hacerme enfurecer. Luego me ha entrado la risa estúpida, al pensar en lo patética que era nuestra discusión, pero él ya tenía el ceño fruncido y la vista fija en la carretera, y yo me he propuesto ver quién soporta más tiempo la tensión antes de que ambos terminemos deshaciéndonos entre «lo siento» y «perdones».

Pero, como decía al principio, es tonto.

Porque si no lo fuese, sabría que me importa un pimiento Bigbang y que a veces solo hago ciertos comentarios para picarlo. Y me encanta cuando se lo toma todo tan a pecho. Lo quiero así, cuando se enfada y cuando luego se da cuenta de que es una tontería y viene a buscarme para abrazarme y susurrarme que no volveremos a discutir por idioteces. Lo quiero precisamente por lo mucho que lo conozco; porque sé que ahora está aguantando solo por orgullo con la esperanza de que yo ceda esta vez. Y sabe que lo haré, claro, terminaré cediendo antes de que lleguemos a nuestro destino, porque necesito que cuando conozca a papá todo sea perfecto, y que él esté relajado y cómodo. Tengo muchas ganas de verlo, de abrazarlo muy, muy fuerte y llevarme a Seúl el recuerdo y el aroma a madera y familia.

Tengo que dejar de escribir. Ahora mismo veo a Ja-Cheol a través del cristal del parabrisas viniendo hacia el coche con cara de malas pulgas y la bolsa con la comida. Qué tonto es. Cómo lo quiero.

Hoseok.

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