Querido diario,
Hace unos días le comenté a Ja-Cheol que me gustaría presentarle pronto a mamá, ahora que llevamos varios meses saliendo y los exámenes parciales ya han pasado. A él le pareció bien, pero cuando le pregunté si quería que yo también conociese a su familia, me dijo que hacía más de cuatro años que no se hablaba con ellos, desde que se marchó de casa, y lo soltó así, sin pestañear, como si no fuese algo importante.
No sé, ahora mismo estoy confundido y no entiendo cómo ha podido ocultármelo durante tanto tiempo. Sé que nunca antes había salido el tema, pero es una de esas cosas de la vida que te marcan y que se supone que uno necesita hablar con alguien de confianza. No deja de ser su familia. Sus padres. Su hermano. ¿Cómo puede no echarlos de menos? Ja-Cheol no es frío. Nunca es frío, sino todo lo contrario, pero cuando los nombró... vi algo diferente en su mirada.
Últimamente hemos tenido algunas discusiones.
Y odio discutir con él, porque es como echar a perder el poco tiempo que tenemos para estar juntos. Ni siquiera hemos podido encontrar un hueco para volver a estar en su departamento. Ja-Cheol me aseguró que la próxima vez que fuese allí me prepararía una cena especial y luego veríamos una película en el sofá y dormiríamos juntos, abrazados. Pero al final ha estado liado con temas de trabajo; tuvo que viajar el fin de semana pasado y yo tenía algunos trabajos que terminar y tampoco quise recordarle que me lo había prometido y meterle más presión.
Todavía seguimos algo tensos tras la última discusión. No ha dejado de llamarme cada día, a veces más de una vez, pero lo noto inquieto. O puede que solo sean imaginaciones mías porque le doy demasiadas vueltas a las cosas, pero no consigo evitarlo; siempre he sido así, un poco obsesivo cuando un pensamiento se me queda atascado en la cabeza, como si tuviese que encontrar una solución. Y lo peor es que, cuando intenté hacerlo, las cosas se complicaron aún más. Sabiendo que no tenía con quién celebrarlo, decidí invitarlo a pasar el día de Navidad en mi casa. No hacemos nada muy especial, pero suele ser agradable.
Pero Ja-Cheol dijo que no.
Se negó a venir y me aseguró que él estaría bien, que está acostumbrado a pasar solo esas fechas. ¿Quién puede «acostumbrarse» a algo así? Es triste. No me gustó imaginármelo solo, en su piso, cenando cualquier cosa, y apenas pude probar bocado a pesar de las insistencias de mamá. Cuando se lo dije a Ja-Cheol, contestó que «no entendía cuál era el problema». Y no pude evitar enfadarme y explicarle que el «problema» era que ahora éramos dos, estábamos juntos en esto, y no podía hacer las cosas sin pensar en cómo se sentirá la otra persona. Eso es lo que él dice siempre, ¿no?, que soy su mitad. Pues supongo que tendrá que dejar de mirarse solo su propio ombligo y comportarse en consecuencia.
Qué sentido tiene que sea esa otra parte de él si no me necesita para tomar sus propias decisiones?
Hoseok