ㅤ ₍ 04 ₎ Dichosos celos ?ˀ

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Ya daban nuevamente las 6:50 a.m, Max acababa de seguir la misma rutina a excepción de corroborar que su credencial si estaba con él al bajar del autobús.

Inmediatamente al bajar del autobús se dirigió a la escuela, a su edificio, a su aula. Debía llegar antes que Sergio. ¿Por qué? no lo sabía, simplemente quería llegar antes que él.

Para su mala suerte, o más bien, buena suerte Sergio ya se encontraba sentado en el mismo lugar del día anterior. Escondía su cabeza entre sus propios brazos, ésta vez llevaba un gorro color blanco a juego con su abrigo. Parecía que estaba tomando una dulce siesta hasta que lo vió subir su cabeza y reincorporarce en su silla.

Sintió que su estómago se llenaba de pequeños bichos con enormes y bonitas alas, "mariposas en el estómago" diría alguno de sus amigos que aún no llegaban. Sonrió inconciente al ver que el pecoso lo estaba mirando.
Se acercó a su asiento, dejó su mochila a un lado aún con la miraba de Sergio encima. Ahora sabía lo que se sentía y digamos que no era lo más cómodo.

— Buenos días Max. – dijo Sergio con una voz suave y adormilada.

Max lo miró por unos segundos antes de responderle, se había quedado viendo aquellos bonitos ojos que tanta curiosidad le causaban. Pudo notar algunas ojeras marcadas, no eran sanas pero pudo jurar que contrastaban mejor con las pecas del chico.

— Buenos días Sergio, ¿no dormiste bien? tus ojeras...– terminó por sentarse de lado para poder ver a Sergio con aún más detalle.

— Bueno, mudarse suele ser muy difícil. –

— Entiendo. Deberías dormir un poco más. – dijo mientras comenzaba a buscar en los bolsillos de su abrigo,estaba seguro de haber guardado un caramelo por ahí. Después de buscar tanto finalmente lo encontró.

— Come esto, debe ayudarte aunque sea para la primera clase. – Max le extendió el caramelo a Sergio que gustoso lo acepto dándole una pequeña sonrisa.

Sergio estuvo apunto de hablar cuando fue interrumpido por varios gritos provientes del pasillo, nuevamente venía una gran estampida de jóvenes corriendo hacia sus aulas. Entre ellos venían los dos amigos de Max, tarde como siempre.

Los dos chicos se detuvieron para saludar a Max y a Sergio antes de sentarse ésta vez frente a ellos. Querían poner nervioso a su amigo, pues estuvo enviando mensajes por su chat grupal sobre su compañero de asiento.

El profesor de su primera clase no tardó en llegar, pronto todo el aula estaba casi en silencio mientras el profesor de lenguas explicaba un nuevo tema.

Sergio estaba tan atento a la clase que no se percató que su compañero lo estaba mirando, nuevamente entrecerraba sus ojos para enfocar y ver mejor sus pecas.
Casi juró que cada peca junta podría formar animales o personajes de alguna película. Imaginó que tocaba cada una de las pecas del chico, con sólo pensar en eso sus mejillas ya se tornaban de un tono carmesí. Max apartó la mirada al sentirse ligeramente más caliente (no sexualmente, claro, aún era virgen y no le interesaba dejar de serlo).

Comenzó a prestar atención a la clase.

Un ligero escalofrío recorrió todo su cuerpo al sentir algo en su mano que estaba reposando en el escritorio. Era la mano de Sergio, este estaba jugando con las mangas de su suéter. Al parecer no era el único al que la clase había hartado. Sintió aquella misma emoción que explotó el día anterior, justo cuando Sergio lo besó en la mejilla.

Centró toda su atención a la mano de Sergio jugueteando con su manga. Sintió nuevamente sus mejillas arder al sentir los dedos de Sergio rozar la piel de su muñeca. Pudo sentir como ésta misma comenzaba a arder.

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