ㅤ ₍ 31 ₎ Extrañamente bien ?ˀ

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— ¿Emilian? ¿Qué estás haciendo? – preguntó una voz fuerte, ligeramente ronca y totalmente terrorífica.





— ¿Emilian? ¿Qué estás haciendo? – preguntó una voz fuerte, ligeramente ronca y totalmente terrorífica

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Mierda, pensó Max. Aún tenía sus manos sobre los hombros de Sergio quien por cierto había abierto sus ojos con clara sorpresa. Aquel hombre que parecía pasar de los cuarenta se había quedado en el marco de la puerta, sostenía aún la manilla con una de sus manos.

Max sintió que empezaba a sudar de cuerpo entero. Su padre lo había visto casi besar a Sergio. Cerró sus ojos, los apretó y luego los volvió a abrir pensando y tratando de convencerse a sí mismo de que era un sueño o algo parecido. Miró en dirección a la puerta y desafortunadamente el señor Verstappen aún estaba ahí.

— Déjame explicarte, yo... – fue interrumpido por la fuerte voz de su padre.

— Hablaremos más tarde.

Dicho y hecho el señor Verstappen salió de la habitación volviendo a cerrar la puerta. Max y Sergio seguían en la posición inicial, ninguno de los dos se había movido ni un centímetro.

— Carajo, ¿Él no lo sabe?

— No.

La boca de Sergio se secó. Era la primera vez que veía al hombre en persona, y bueno, no se conocieron de una buena forma. Sintió que su estómago se revolvía ahora por los nervios. Sus manos se habían tornado frías y húmedas.

— Supongo que debería irme ahora.

Sergio trató de separarse del cuerpo de Max, él no lo dejó, sujetó sus hombros con un poco más de fuerza haciendo que no pudiera moverse del lugar.

— No te irás, no ahora. – parpadeó en repetidas ocasiones. – ¿Te sientes bien? Tus labios están grises.

— ¡Por un carajo! ¡Tú padre casi nos descubre besándonos! – subió su tono de voz sin llegar a los gritos. Comenzaba a desesperarse. – Tu padre va a matarte, va a matarnos a ambos.

— Posiblemente.

Seguramente Max estaría castigado por el resto de sus vacaciones de fin de curso, seguramente sería obligado a ponerle fin a su relación, seguramente Sergio terminaría cinco metros bajo tierra ese mismo día. Ahora entendía la posición de Max al estar cerca de su hermano a diferencia de que ellos no se habían conocido en una situación un tanto íntima. El pobre de Sergio se sentía débil, la gran impresión de ver al hombre mayor lo había puesto de cabeza.

— Te llevaré a tu casa.

— No, deberías hablar con tu padre.

— No quiero morir aún, Sergio.

Era obvio que Max también se sentía nervioso. Su padre ya sospechaba que salía con alguien pero jamás imaginó que estaba saliendo con Sergio, con un hombre. No hace falta mencionar que él no sabía absolutamente de nada de la vida romántica de su hijo mayor.

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