Max terminará profundamente enamorado del bonito chico de pecas que llegó de intercambio a su escuela, su "primer' y único amor adolescente.
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- "Say yes to heaven, say yes to me."
Ya era lunes. Daban exactamente las 12:55 P.M, faltaban tan sólo cinco minutos para que las clases del turno matutino llegaran a su fin.
Max había estado pensando todo el sábado y domingo en hablar con Sergio sobre todo lo que tenían. ¿Eran solamente amigos? los amigos no se celan de la forma en la que ellos lo hacen, los amigos no se besan, al menos no en los labios.
Se moría de nervios, se ponía aún peor al tener a Sergio al lado. Normalmente estaría feliz y emocionado, pero hoy no era el día.
George y Charles comenzaban a cansarse del tema, no era por molestía sino porque Max era un necio. Habló con sus amigos, llegando a la conclusión de que ese estúpido bromance no podía seguir, debían tomarlo todo o terminarlo.
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La clase había terminado hacia ya un rato, como era costumbre los dos chicos se encontraban en aquel árbol que fue testigo de su primer beso. Sergio estaba terminando un trabajo que desafortunadamente no pudo concluir en clase, estaba sentado en pose de mariposa mientras que Max estaba acostado boca arriba a su lado.
Sergio había comenzado a usar lentes de descanso, a palabras de Max lo hacían lucir más "tierno". Según él, resaltaban sus ojos.
Estaba compartiendo audífonos, Max había comprado unos nuevos y no tuvo mejor idea que estrenarlos con Sergio. El teléfono de Max era la fuente de la música.
Max pensaba intensamente en formas de sacar el tema, "¿debería besarlo y preguntarle después?" era la idea que estaba ganando.
"Es todo o nada"
Finalmente se atrevió a hablar.
- ¿Qué significo para ti?
- ¿Uh? -- respondió Sergio dejando su lápiz sobre el cuaderno entre sus piernas, se volteó en su lugar para poder verlo.
- Sí, ya sabes, todo lo que tenemos, ¿Qué significa para ti?
La mente de Sergio se quedó en blanco. Dejó el cuaderno a un lado, se quitó el audífonoa para dejarlo sobre el mismo cuaderno.
- Max...
- Es curiosidad.
Max ni siquiera lo estaba mirando, tenía su mirada fija en alguna rama del árbol que los cubría del fuerte sol de la tarde.
- Somos buenos amigos.
Auch.
El pecho de Max había sentido un pequeño golpe. Esperaba cualquier otra respuesta menos esa. ¿Realmente Sergio pensaba eso? ¿Buenos amigos y ya?
- Bueno. - fue lo único que pudo salir del neerlandés.
Sus ojos ahora estaban cerrados, de alguna manera eso le había caído como un valde de agua fría.
- Sabes a lo que me refiero, no solamente amigos, somos más como...
Sergio se había dado cuenta de que la había cagado.
