ㅤ ₍ 38 ₎ Planes ?ˀ

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— No siento mis piernas, Max.

— Deja de moverte, harás que me duela la cabeza. – dijo mientras se removía buscando un poco más de comodidad.

Después de aquel tranquilo desayuno en compañía del resto de la familia, ambos jóvenes volvieron a la cómoda habitación del mexicano. Sergio decidió que sería una buena idea organizar su armario aprovechando que su querido novio era un poco más alto y podría ayudarlo a subir y bajar algunas cajas que guardaba en lo más alto del armario. Al principio todo iba de maravilla, el rubio se mostró generoso y ayudó sin ningún problema. Pasado un rato, mientras Sergio reposaba sobre sus rodillas el rubio no tuvo otra excelente idea más que lanzarse contra el ligero cuerpo del azabache haciéndolo caer sobre sus propios glúteos. Sergio trató de levantarse, cada intento fue en vano, pues Max se aferró a su delicado cuerpo lo más que pudo.

Todo terminó en un Max extremadamente cómodo descansando sobre las piernas del mexicano, al momento Sergio continúo con sus labores aún con el pesado cuerpo de su querido novio sobre sus piernas, un deportista excelente, un increíble hombre pesado y alto, pesado, lindo y muy pesado.

Pocos minutos pasaron para que las piernas de Sergio perdieran la noción, dejó de sentirlas apenas a los cinco minutos de mantenerse en aquella posición. Sus glúteos comenzaban a doler, incluso su espalda comenzaba a molestarle un poco.

— Hombre, quítate ya. – una vez más hizo el esfuerzo para alejar a aquel rubio, pero lo único que consiguió fue ser aprisionado aún más.

— Tus piernas son muy cómodas, podría volver a dormir así. – dijo estirándose.

Su cabeza no estaba reposando sobre Sergio como normalmente lo hacía, no, todo su cuerpo estaba sobre él. La zona de su abdomen tapaba por completo casi la mitad de lo largo de las piernas del más bajo de estatura.

— ¿Vas a estar así todo el día? – finalmente se rindió. Dejó las prendas que aún llevaba en mano justo a su lado y colocó ambas manos sobre la espalda del rubio dejándolas reposar.

— Joder, si.

Sergio rodó los ojos. — Quiero ir al baño.

— No voy a caer de nuevo.

Mierda, pensó el pecoso. Uno de sus planes para liberarse era fingir unas inmensas ganas de ir al sanitario, pero al parecer Max le había leído la mente y no le dejaría ponerse de pie.

Max solía ser cariñoso pero no tanto como lo estaba siendo en ese momento. El cambio tan fugaz dejó en duda al azabache, quizás necesitaba un poco más y después volvería a la normalidad. Entonces dejó descansar al europeo un par de minutos más.

Una vez más Max comenzaba a relajarse un poco más de lo normal, sus párpados comenzaban a pesar y a cerrarse tan lentamente. Por otro lado, Sergio al no sentir más sus extremidades inferiores comenzó a sentirse extrañamente cansado. Ambos estaban al borde del sueño cuando la puerta de la habitación fue abierta casi de golpe sacando de aquel trance a ambos. Una voz que conocían bastante bien se hizo presente, apenas Max escuchó aquel timbre se levantó casi a la velocidad de la luz dejando libres las piernas del pecoso, incluso se alejó un poco del mismo.

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