El teléfono de Max estaba sonando.
¿Quién lo llamaba tan tarde? Ya daban las diez y media de la noche.
— Debo contestar.
Sergio sin protesta alguno le facilitó un poco el trabajo a Max, tomó el celular que vibraba sobre el pequeño buró al lado de su cama, lo entregó sin alcanzar a ver la pantalla iluminada del dispositivo. Max ya tenía el teléfono en sus manos.
— Demonios. – susurró a lo bajo al ver el nombre de contacto que aparecía en aquella pantalla. – Dame cinco minutos.
Max se levantó, quedó sentado al medio de la cama, justo al lado de Sergio quien lo miraba con duda.
— ¿Si? – dijo inmediatamente al pulsar el botón verde que aparecía en su teléfono. – No, no estoy con él.
Max comenzó a hablar bastante rápido, comenzó a intercambiar algunas palabras en un idioma difícil de entender para Sergio, pronto toda la conversación que Max tenía pasó a ser completamente en su lengua natal haciendo que Sergio no pudiera entender absolutamente nada.
Sergio comenzó a suponer que eran sus padres dándole algún tipo de sermón, pues las cejas del rubio se inclinaron, pequeñas arrugas se pudieron notar en su frente. Max parecía estar molesto.
¿Quién había logrado ponerlo así? Max había alzado la voz un poco. Sergio ahora estaba sentado justo al frente de él, trató de tomar una de las frías manos de Max pero se contuvo al ver cómo un quejido cargado de molestia salía de él. La llamada que mantenía terminó, Max lanzó su teléfono hasta los pies de la cama.
— ¿Eran tus padres?
— No, era mi hermana. – suspiró. Pasó sus manos con fuerza sobre su rostro haciéndolo tornar de rojo.
— ¿Pasó algo malo? Te ves mal.
— No...Bueno, si, no importa. – apartó sus manos. – Quiero dormir, ¿Podemos dormir ahora?
Sergio quería saber de qué había tratado aquella llamada, quería saber la razón por la cual Max parecía estar molesto. Moría de curiosidad pero no quería forzarlo, se rindió sin siquiera intentarlo – Bien.
Sergio volvió a tirar su cabeza hacia atrás, volvió a estar recostado cómodamente. Max lo siguió, ambos volvieron a estar como antes de esa llamada.
¿De qué trató la conversación de Max y su hermana? Hamilton había llamado a la casa de la familia Verstappen una vez más. Ya habían pasado algunos meses desde la última vez, afortunadamente fue Victoria quien atendió la llamada y no alguno de sus padres. Hamilton estaba ebrio, llamó buscando a Max, dispuesto a rogar por su perdón. Victoria simplemente le comunicó que él no se encontraba y colgó la llamada. El teléfono de la residencia volvió a sonar pocos segundos después, Hamilton aún estaba preguntando por el neerlandés. Victoria decidió que lo mejor era darle aviso a Max sobre eso.
ESTÁS LEYENDO
Heaven - Chestappen
FanfictionMax terminará profundamente enamorado del bonito chico de pecas que llegó de intercambio a su escuela, su "primer' y único amor adolescente. • • • • • • - "Say yes to heaven, say yes to me."