Capitulo 14

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Winry estiró sus brazos. Estaba realmente aburrida. Había recibido un mensaje de Ed durante la tarde. No llegaría. Éso la puso nerviosa. No quería dormir así que se sentó en la cama dispuesta a leer todas las revistas de automeil que había comprado. Esperaba que llegara pronto y en buen estado. El recuerdo del día en que fueron a Lior le dió la sensación que algo no estaba bién. Pero nada podía hacer. Solo esperar como siempre lo hacía.

Havoc, durante todo el trayecto había mirado a Ed por el espejo retrovisor pero no podía ver nada más que la mitad de su cabeza dorada.

La caravana se separó antes de llegar al lugar que supuestamente era la guarida de los traficantes. Un edificio de solo tres pisos llenaba toda la manzana, era por éso que debían infiltrar a alguién para llegar hasta donde estaban las niñas.
Salieron del vehículo el Alquimista y la Teniente una cuadra antes. Havoc se quedó en el auto.

- Bien Edward. - la mujer lo detuvo antes de llegar cerca de un callejón - Ya no puedo seguir contigo. Te llevarán desde aquí. Ten cuidado.

La mujer le quitó el abrigo entonces y Edward se sintió el ser más miserable.

El Coronel vió de lejos a una pequeña niña guiada por un hombre. Era el contacto. Sabía que llevaría a Ed frente al que estaba tras toda la operación. Él ya no vestía uniforme y se acercó lentamente despreocupado a la pareja. Sus ojos se posaban en la criatura y, aunque sabía de quién se trataba, no podía alejar su mirada.

Una chica de hermosa cabellera dorada, delicada, piernas torneadas de medias altas, un vestido rosa y blanco que llegaba a mitad de sus muslos y una pequeña chaquetita rosada. Se sintió muy extraño al pasar junto a ellos y pudo observar los enormes ojos dorados que lo miraron de reojo con esa furia en ellos que los hacía brillar como el sol.

- Recuerda quedarte con ellas para protegerlas. - murmuró sin detenerse, siguiendo su camino.

Las instrucciones las había recibido antes pero lo que le preocupaba ahora, al verse tan vulnerable, era poder controlar algún tipo de abuso antes de encontrar a las chicas.

Riza dió la última vista hacia la entrada del edificio antes de caminar hacia el costado donde se encontraban dos de sus hombres. Tendrían que esperar un poco antes de que pudieran intervenir. Se sentía nerviosa como nunca, sabiendo que un cordero había entrado a la cueva del lobo.

" ¿Cómo llegué a estar metido en éste dilema? Culpa del bastardo que siempre me tendrá amarrado de la correa que yo mismo me puse por ser un pecador. Prometo que será lo último que haga bajo su yugo. No más. Si me han de encerrar tendré que aceptarlo o por último, dejarme enloquecer. Ya de todos modos creo que estoy muy cerca de perder la poca cordura que me queda."

La habitación no estaba muy bien iluminada, pero se podía ver a la perfección al hombre de mirada fiera y cuerpo esbelto que se erguía muy interesado en la personita que había entrado. Se acercó con paso firme a estudiar detenidamente la figura tras un vestido juvenil. Pasó una mano por el hermoso cabello dorado y admiró ésos ojos como el sol. El hombre que la había llevado sólo dió un paso al costado esperando la aprobación.

- ¿Qué edad tienes mi amor?
- Doce.

La tenue voz de la niña le gustó y notó su mirada fiera. Sabía tal vez en el lugar en el que estaba pues si la había llevado ése hombre en particular, era porque ya había pasado su primer filtro.

"Tranquilo Ed. Sólo piensa en otra cosa para guardar la compostura". Se repetía el chico.

Un escalofrío le recorrió la espalda al sentir las manos del tipo en su cabello y debió aguantar la respiración cuando la cara del hombre se acercó a su oido.

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