Capitulo 27

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   El viento caliente se expandía varios metros alrededor del pequeño de cabello dorado. Un aura de poder ascendía y se arremolinaba a su alrededor. De pronto las manos del muchacho, que habían permanecido estáticas frente a su cuerpo, hicieron un movimiento en forma de abanico y los rayos azules aparecieron de ellas y como si fueran expulsados se diriguieron hacia el campo que había frente a él, como una pared traslúcida abanzó rápidamente a raz del suelo, deteniéndose frente a un par de árboles. Ed miró a su maestra y ésta, después de aplaudir, posicionó ámbas manos en el suelo para lanzar grandes peñascos hacia la pared azul. Éstos golpearon y se deshicieron como si se estrellaran contra algo sólido. El escudo desapareció cuando el joven alquimista bajó sus manos, desactivándolo. Luego nuevamente, sin necesidad de juntar sus manos, el niño apuntó con una de ellas hacia la tierra removida por su maestra y ésta volvió a su lugar dejando todo el lugar como había estado al principio.

   Izumi estaba asombrada. La alquimia era muy diferente en su joven alumno.

   - ¿ Qué más puedes hacer ?

   La voz de la mujer junto a él le dió ánimos al pequeño alquimista y éste, nuevamente, realizó un movimiento para que uno de los árboles cercanos desapareciera y apareciera en otro lugar, sin daño alguno, como lo había hecho unos días antes. La mujer abanzó y examinó el lugar.

   - Increible. Casi no se ven rastros de transmutación.

   - ¿ Crées que tenga en mi interior una piedra, maestra ?

   Los expertos de Xing tenían algunas teorías respecto a ellos y él había empezado a creer que Hohenheim le había mentido a Alphonse respecto a ello.

   - No estás ni siquiera cansado - Izumi miraba detenidamente al niño de cabello dorado.

   - Antes mi hermano quedaba literalmente muerto, maestra. Pero cuando comenzó a mezclar alkaestría junto a la alquimia que conocemos, su energía parece que se incrementa.

   Alphonse se había acercado a ellos ,junto a May, mientras los demás permanecieron alejados.

   - Tú fuiste la que empezó su entrenamiento?

   May miró a la mujer que no parecía molesta ni preocupada.

   - Soy May Chang, del clan Chang de Xing. Empezamos con Alphonse pero Edward dominó muy rápido ámbas doctrinas.

   Ed sonrió de manera orgulloza ante su proeza.

   - Puedo combinarlas y así no baja mi energía y me siento incluso mejor.

   Izumi asintió entonces, satisfecha. Era posible que su joven alumno no tuviera una piedra como él podía sospechar y que fuera él mismo una.

   Ed sabía el motivo de que se recuperara tan rápido físicamente. Lo sentía en su interior. Lo había sospechado de mucho antes e incluso había aprovechado "ésa" condición para salvar su propia vida. Corría por sus venas un poder que le daba cierto miedo, pero ahora se creía capáz de poder dominarlo.

   Siguieron tarde noche con sus entrenamientos físicos, mientras May y los de Xing aún pensaban en tratar de convencer al pequeño alquimista de borrar recuerdos traumatizantes.

   A mitad de semana todo parecía abanzar de maravillas. María Ross había terminado de dar su informe pero, después de colgar el teléfono, cambió la expresión de su rostro. Caminó lo más tranquila que pudo hasta la cocina donde los hermanos Elric, junto a las Rockbell terminaban de desayunar.

   - Buenos días, Señor. - saludó sin hacer su saludo oficial al pequeño alquimista.

   - ¿Qué pasa Ross? - Ed había notado la mirada nerviosa de la mujer.

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