Capitulo 9

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   El viaje fué largo y simplemente el Alquimista de Acero se durmió. Si bién siempre dormía demasiado según decía su hermano cuando viajaban juntos, después de haber recuperado su cuerpo era como que su energía se desvanecía con demasiada rapidéz. Winry a su lado no estaba muy felíz de que a su amigo lo enviaran ya a una misión. No iba solo, ciertamente los dos vagones iban repletos de militares. Eran apoyo para los que ya estaban allí.

   Mustang, desde un asiento más adelante podía ver perfectamente a la señorita Rockbell sentada junto al pequeño alquimista. Ella miraba de vez en cuando la figura totalmente dormida a su lado. Sabía que el Doctor Marcoh no había estado muy a gusto con que el niño fuera a Lior, así que pudo embarcarlo también para que no exagerara y fuera a hacer algún reclamo formal por la salud del Alquimista de Acero.
   Fijó su vista hacia el paisaje desértico. Llegarían en 20 minutos. Sintió la mirada de la Teniente Hawkeye a su lado. Estaba consciente de que ella tampoco estaba conforme con que él había exigido traer al muchacho, pero realmente quería que él mismo pudiera ver las marcas que habían encontrado. Después de todo era el alquimista más capacitado aunque haya vuelto a ser el pequeño grosero que conocía hacían años.
   Una voz anunció la estación y comprovó a lo lejos que la chica rubia despertaba con un zamarreo al niño de trenza. Debería dejar con una escolta en un lugar seguro a la muchacha.

   Los hombres fueron repartidos de a 5 hacia ciertos lugares estratégicos. Muchas personas caminaron presurosos al ver tanto militar. Se notaba el nerviosismo en ellos y se alejaban hacia otros lugares.

   Winry vió partir a Ed junto a Riza, Mustang y Havoc y otro militar que ella no conocía. La dejaron en una tienda que ya estaba ocupada con el Doctor, Fuery y Breda. Otros militares desconocidos para ella. Mientras guardaba sus cosas de reparaciones de automeil recordó los momentos en que había reparado a su amigo el día anterior.

Flashback

   Con la polera del uniforme y solo en boxer el alquimista reposaba sobre la cama, mientras su mecánica ajustaba y lubricaba el automeil de su pierna izquierda.

   La chica , sentada en un piso, le llamaba la atención por no darle él mismo el mínimo de mantenimiento a su pierna.
   - Llevo años diciéndotelo, Ed. No puedes ser tan irresponsable. - y, mientras comenzaba a guardar sus cosas sin levantarse del banco, veía que él se sentaba y movía los dedos del pié y hacía rodar el tobillo.
   Estaban muy juntos aún. Él sentado frente a ella.

    La chica sintió de pronto que le agarraba un mechón loco de cabello y se lo colocaba con delicadeza tras su oreja. Sorprendida un poco, lo miró y pudo ver sus ojos dorados. La miraban de otra forma. Como una súplica, o tal vez ...

   - Tengo que vestirme.
   La voz del muchacho fué suave. Triste. Una tenue sonrisa en sus labios.

   - Sí. Ya estoy lista también. - le dijo sonriéndole pero nerviosa.
   Él solo se puso de pié junto con ella y ahí fué que perdieron la igualdad de porte que habían tenido al estar sentados. Ella notó el fruncido de ceño de él antes de que se encaminara al baño. Se sintió extrañamente mal. Juntó sus herramientas y salió al pasillo con un bolso personal.

Fin flashback

   Casi 15 minutos más tarde el grupo del Coronel entraba a la antigua Iglesia que había conocido Edward años antes junto con su hermano. El lugar estaba totalmente reparado pero habían sido pintados dibujos parecidos a círculos de transmutación en dos paredes.
   El pequeño alquimista los miró con atención. No eran parecidos a ningún otro que hubiera visto antes en ningún libro.

   - ¿ Vez lo que te digo ?
   El Coronel estaba a su lado.
   - ¿ Hay más en algún otro lugar ? - preguntó sin mirarlo.
   - Arriba, en el campanario. Es igual a ése. - señaló el hombre uno de los dibujos.
  - No los reconozco.

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