5. Luz mortecina

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Canción: Metallica - Nothing Else Matters


I

Tanto Charlie como Matt les dieron las buenas noches después de que llegara la mucama con más almohadas y cobijas. La mucama era una señora de corta estatura, redonda como una manzana, cabello corto y con una expresión huraña.

—¿En dónde dejo las cobijas? —inquirió la mujer, hablando español.

—Ah, él necesita que se acomoden allí en el sofá —contestó Angie.

—Bueno, pero ¿entonces traigo otro colchón?

—Brad, ella dice que si quieres otro colchón —tradujo Angie para él.

—Ah, no. Dile que está bien, que únicamente acomode las cobijas en el sofá o que las deje allí y lo hago yo.

—Dice que no —se dirigió a la señora—. Las puede dejar allí si gusta.

—No, ¿cómo las voy a dejar aquí? Pues le acomodo el sofá y ya. A ver, que se quite.

Angie rió quedito, volvió a traducir para Brad y éste se negó nuevamente a que trajera otro colchón. Decía que no era necesario, ya que podía quedarse en el sofá.

—Pero es un sofá cama —insistió la señora, después de que Angie tradujera—. Queda más cómodo con otro colchón. ¿Lo traigo o no?

—Que se trata de un sofá que puede transformarse en cama —volvió a traducir para Brad—, queda más cómodo con un colchón.

—Pero qué terca —exclamó Brad—. Entonces que lo traiga y ya.

Angie volvió a reír. Dio su consentimiento a la señora quien, más feliz por lograr lo que se proponía, salió en busca del colchón.

Brad se acercó a Angie y se sentó a su lado en la cama, la miró con la cabeza ladeada y le preguntó como se sentía, inquirió sobre si ya no le dolía o si se sentía mareada. Ella negó con la cabeza.

—Qué cosas tan más extrañas, ¿no? —dijo él.

—¿Extrañas? Quizá esa palabra es muy suave para todo esto. Ni lo puedo creer.

—Faltó poco para que nos matara el techo y luego torpemente choco contigo y te abro una herida en la cabeza. ¡Vaya día!

—Hum, estoy de acuerdo.

La señora regresó con todo lo que necesitaba y acomodó el sofá de tal manera que parecía perfectamente una cama más. Después de que Brad le agradeciera ella salió de la habitación. Brad le mencionó a Angie que iría a tomar una ducha rápida y que mientras tanto podía cambiarse de ropa si lo prefería. Pero Angie no tenía un cambio de ropa, así que decidió dormir únicamente con su playera de Staff y la ropa interior; así que después de cepillarse los dientes se acostó. Brad había dejado una lámpara encendida para que así pudiera practicar y ella pudiera dormir con la luz apagada. La puerta del baño se abrió y Brad salió con el torso desnudo, llevaba un pantalón largo de tela ligera y se secaba el cabello. Imposible no reaccionar a semejante vista. Afortunadamente para ella la luz ya estaba apagada, así pudo cubrirse con las cobijas para que él no supiera que lo estaba viendo. ¿Habrá hecho eso a propósito? No podía resistir la tentación de mirar solo un poco para saber si ya se había recostado o aún continuaba secando su cabello, pero no podía. ¿Qué pasaría si él la descubría mirando? ¡Oh, Dios!

Escuchó un golpe seco, algo había lanzado a la cama ¿La toalla?, escuchó la cremallera de una mochila abrirse y luego sacar algo; el roce de la tela con la piel, cabello húmedo sacudirse, el colchón hundirse... Después escuchó la guitarra acústica perturbando el silencio. No había notas que ella pudiera reconocer, solamente era el sonido de una guitarra. Él tarareó una canción... o más bien parecía calentamiento vocal. Luego escuchó un tono similar a la canción que debía tocarse con un sintetizador y efectos de distorsión de voz, pero con la guitarra acústica. Increíble, había logrado pasarla a una versión sin guitarra eléctrica.

Rojo Amanecer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora