Canción: Goo Goo Dolls - Iris
I
Hasta ese momento había hecho todo lo posible por divertirse y no mostrar a Bloody Sunrise el problema que tenía, recibir esa nueva mala noticia empeoraba las cosas. Sólo la pequeña de meses continuaba viva.
Josi le había comentado por teléfono que su familia había conseguido boletos para avión a las tres de la mañana, por lo que podía pasarse unos diez minutos a despedirse de ella, pues viajaría por algunas semanas a Oaxaca. Ahora todos estaban esperando a Josi, de vez en cuando los chicos se levantaban a bailar pero el ánimo estaba decayendo. Tenían que hacer algo o Bloody Sunrise se desanimaría también.
—Tenemos que hacer algo o contagiaremos a los demás con nuestra mala vibra —Le comentó Angie a Bere.
Bere dejó la colilla de su cigarro en el cenicero y lanzó el humo hacia otra parte donde no había gente a quién molestar. Tras pensarlo un poco se volvió hacia su amiga.
—Tienes razón, ellos no tienen por qué sentirse mal por nosotros.
—¿Qué propones?
—¿Crees que les guste unirse a un juego?
—Hu, no sé. —Angie se mordió los labios para no decirle que eso no era de su agrado. Cualquier cosa sería bueno, los juegos de borrachos no era lo suyo.
—Ah, vamos. Se ve que les gusta tomar. ¿Cuántas cervezas llevarán ya? Como cuatro o cinco cada uno. O diez o veinte. Anda, usamos una botella pequeña de tequila, tampoco tendríamos por qué terminárnosla.
—¿Cuál juego?
—Va, uno sencillo. La botella.
—¿Cómo ese? —gruñó Angie—. Yo lo jugaba de niña, así conseguí mi primer beso.
—Pero ellos quizá no lo han jugado, además puede ser pregunta o castigo más la opción de tomar un caballito.
—No sé, la verdad. Pero podríamos preguntarles...
—Además podemos aprovechar y preguntarles cosas bien personales que nadie sabía. Esa información que obtendremos puede ser muy interesante —La sonrisa de Bere era amplia, naturalmente, a ella le parecía una excelente idea.
—Tú lo propones.
—Cobarde.
Bere se levantó para buscar a Omar, luego ambos volvieron a la mesa. La canción ya había terminado y quienes bailaban regresaron a sus lugares. Sólo Rafael se había dado a la fuga y prefirió mejor retirarse a su casa. Ahora que todos estaban presentes Bere les anunció que ella y Angie habían decidido que era hora de un juego. Explicó las reglas para Bloody Sunrise y el único que se negó fue Charlie, quien dijo que ya debía irse. Los demás aceptaron sonrientes, les agradaba la idea, después de todo sólo era un juego.
Ya que se encontraban presentes únicamente los que pensaban jugar Omar se dirigió al bar por una botella de tequila, varios caballitos y una botella de plástico para girarla. La colocó sonriente en el centro de la mesa.
Al ver la botella Amy comenzó a pensarse bien si debía o no participar, pero terminó convencida por los demás. Sin Charlie presente los gemelos se sentían más libres.
Omar giró la botella. Debía preguntar Alberto y Angie debía responder.
—Entonces ya saben —continuó explicando Bere—, Beto debe preguntarle a Angie y ella puede escoger entre una de sus tres preguntas o preferir el castigo, si no quiere ninguno de esos puede escoger la opción del caballito.
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Rojo Amanecer ©
General FictionCuando un corazón se lastima una vez, ¿puede volver a amar? Angie es una mujer fuerte, ha sobrevivido a la muerte de su hija y a un difícil divorcio. Su vida ha continuado su curso como cualquier otra. Es fotógrafa profesional y periodista. Trabaja...