-Memoria 16-

9 2 0
                                    

Por incontables noches en mi habitación sentía un gran sentimiento de ausencia, el cual proseguía incluso después de despertar y que saliera el sol. Cada mañana cuando veía a Mae partir sentía una gran presión en el pecho, y cada noche cuando finalmente volvía a casa, sentía mi corazón estrujarse como un puño de papel.

Esta ocasión era diferente. Lloraba con toda la tristeza acumulada que tenía. Ya habían pasado cuatro días desde la última vez que ella estuvo en la casa, yo sobrevivía como podía y no iba a la escuela. Hasta que, finalmente ella regresó, debo aclarar que no como me hubiese gustado, pero Mae era una caja de sorpresas pesadas.

Cuando ella entró por la puerta corriendo, no entendía nada de lo que sucedía, pero ella sólo miró con ojos atemorizados y me tapó la boca. Me hizo correr hacia el closet y ahí ambas permanecimos escondidas.

—Mamá, ¿qué está pasando? —le pregunté muy asustada, como si ella realmente fuese a contarme. Con la fe perdida en la suerte, ella sólo me indicó hacer silencio y veía la alerta en sus ojos nerviosos de que pronto se aproximaba la catástrofe.

De repente se escucharon unos golpes, habían entrado personas y estaban destruyéndolo todo, a pesar de que el departamento estaba prácticamente vacío.

—Donde sea que te escondas, te encontraremos. Esto es sólo un aviso, bonita. —Se escuchó una voz masculina gritando, y luego de que todo pareciera silenciarse, salimos afuera.

Sensaciones que parecen colores fluorescentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora