Sensaciones que parecen colores fluorescentes

-Memoria 2-

Mae era la persona más inteligente que conocía, ella no había leído todos los libros escritos y mucho menos se pasaba horas estudiando, ella no se esforzaba demasiado, su inteligencia era nata, era casi tan natural como su activa feminidad. Mae era tan hermosa como un pensamiento de perfección, mas, tenía un tipo de belleza muy peculiar, no fuese como si la miraras y vieras a un modelo profesional oculto, mucho menos un ángel caído que deslumbra, su belleza era algo más que eso, indescifrable, era cuestionable, a tal punto que la mirabas, y te preguntabas; ¿por qué no puedo quitarle los ojos de encima? Mae era muy atractiva. Olía a su jardín; a rosas y laurel. Su presencia era agradable para todos los hombres, pero Mae nunca aceptaba a ninguno, ella era como un santuario donde solo puedes rezar desde afuera. Simplemente inalcanzable, y aun así, derrochaba amabilidad.

Yo me esforzaba para ser tan inteligente como Mae, ella nunca me lo exigió, yo quería serlo. A tan corta edad, que Mae me considerara inteligente, era mi más grande y preciado logro. Leía cada libro y cada enciclopedia que encontraba, era casi una obsesión... Mae trabajaba, yo estudiaba. Quería ser como ella, ¿por qué no querría ser como ella?

Cada vez que pasaba un examen con la mejor calificación, cada vez que era la mejor de la clase u obtenía un premio en ciencias, cada vez que era triunfadora en cualquier cosa, por mínima que fuera, lo primero que obtenía de Mae era una cara de aprobación. Ese era mi premio, su complacencia. Todo lo demás era simple relleno.

Mae y yo teníamos nuestra rutina diaria elaborada, éramos el mejor equipo. Entonces, moría de felicidad interna cada vez que alguien me decía que era muy parecida a mi madre, por lo que puedo asegurar que Mae fue tan significativa en mi vida y su presencia era tan fuerte, que yo nunca noté que no tenía un padre a mi lado. Ella era tanto, que yo no podía siquiera pedir más.

Con ella, nunca necesité nada más.