Sé que muchas personas son el resultado de lo que fueron en su infancia y aquellas cosas que les tocó vivir. Posiblemente mi infancia no fue la más normal, o tal vez me equivoque y lo normal sea algo muy relativo, pero también sé que no todos los niños en el mundo tienen una madre tan auténticamente mala, egoísta y despreocupada como Marilee Mae.
No obstante, no siempre fue así. Hubo un comienzo, uno cálido y abrigador, de esos que te devuelven el aliento y te hacen sentir que eres una persona con suerte.
Cuando Mae era una buena madre, por ejemplo, solía cantar To Make You Feel My Love casi todo el día, solía cocinar y preparar el desayuno por las mañanas. Mae era muy hermosa, seductora, encantadora, pero aún más que eso, era muy astuta e inteligente.
Mae era buena para mentir, para engañar y ocultar cosas, después de todo, por algo era abogada. Ella era buena en todo lo que hacía, y sé que era la envidia de muchas mujeres, así como era la perdición de muchos hombres, pues ella tenía muchos amigos y no eran necesarias "amigas" en su círculo social. A veces sin importar la forma en la que conseguía las cosas, ella obtenía todo lo que se proponía; cualquier cosa, nada era imposible para Mae.
Mae tenía una vida perfecta. Conmigo ella tenía una vida perfecta. O al menos eso yo quería creer, ya que yo era la princesa de Mae, ella me llamaba princesita, y en días muy efusivos; Diosa de las estrellas. Solíamos jugar a la realeza, montábamos todo un castillo en la sala de estar y a veces nos desvelábamos leyendo libros de princesas mágicas que hacían cosas inimaginables. Así, Mae también me escribía historias asombrosas y tenía una libreta llena de ellas la cual llamaba, "Los recuerdos atascados de las princesas que nadie conoció".
Solíamos ir al parque, salir de compras y adquirir vestidos hermosos, bailar los sábados por la noche y los domingos pasábamos tiempo en el jardín. Mae tenía un jardín inmenso de rosas rojas y así mismo, tenía la rara costumbre de cortar una cada mañana y la entraba en su cartera.
Si tuviese que describirla con un color sería rojo intenso, como el labial que solía usar en un evento especial y si fuese una canción, sería una sin letras que no sale de tu cabeza. Mae nunca fue una de esas personas pasivas que conoces y olvidas en un par de días, Mae siempre te dejaba con las ganas de seguir conociéndola, o al menos, te dejaba con algo para recordarla. Definitivamente, Mae no es alguien fácil de dejar ir, no es fácil de superar; y lo está confirmando la persona indicada, puesto que aunque suene muy corriente, siempre fuimos solo ella y yo contra todo pronóstico.
Ella era mi mundo entero, era la representación de lo que quería ser cuando creciera, y quisiera decir que yo era todo su mundo también, sin embargo, yo sólo era un extracto. Sólo era una pequeña parte del mundo de Mae.
Y eso me bastaba.
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Sensaciones que parecen colores fluorescentes
ChickLitCon una dura condición, Maggie tiene la oportunidad de obtener una beca completa para estudiar en una universidad de élite para chicos en Manhattan. Tras la muerte de su madre, ella tiene que adentrarse a un mundo de retos y de nuevas experiencias p...