xxi. my dear, my darling one

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─No pasa nada, Katniss ─le susurra Peter a su amada.

─Tú no los has oído ─señala Katniss con la voz temblorosa.

─Oí a Prim, al principio, pero no era ella, era un charlajo. Creí que había sido mi imaginación.

─Era ella, en alguna parte. El charlajo lo grabó ─Peter negó con la cabeza.

─No, eso es lo que quieren que pienses. Igual que yo me pregunté si los ojos de Glimmer estarían en aquel muto del año pasado. Pero no eran los ojos de Glimmer, y no era la voz de Prim. O, si lo era, la sacaron de una entrevista o algo así y distorsionaron el sonido. Hicieron que dijese lo que decía ─le recuerda Peter, tratando de hacer que razone.

─No, la estaban torturando ─responde ella─. Seguro que está muerta.

─Katniss, Prim no está muerta, ¿Cómo iban a matarla? Casi hemos llegado a los ocho finalistas y ¿Qué pasa entonces?

─Mueren siete más ─responde, hundida.

─No, en casa. ¿Qué pasa cuando llegan a los últimos ocho tributos de los juegos? ─le levanta la barbilla para que lo mire, la obliga a mirarlo a los ojos─. ¿Qué pasa? ¿Cuando llegan a los ocho finalistas? ─Katniss sabe que intenta ayudarla, así que se fuerza a pensar.

─¿A los ocho finalistas? ─repite─. Entrevistan a tu familia y tus amigos.

─Eso es. Entrevistan a tu familia y tus amigos. ¿Y pueden hacer eso si los han matado a todos?

─¿No? ─preguntó, no muy convencida.

─No. Por eso sabemos que Prim sigue viva. Será la primera que entrevisten, ¿no?

─Primero Prim, después tu madre, tu primo Gale, Madge ─sigue diciendo él─. Era un truco, Katniss, un truco horrible, pero sólo puede hacernos daño a nosotros. Nosotros estamos en los juegos, no ellos.

─¿Lo crees de verdad? ─Peter sonrió y luego asintió.

─De verdad ─responde Peter. El susodicho ve que Katniss aún duda. Se voltea a Finnick y él luce pensativo

─¿Tú te lo crees, Finnick? ─le preguntó Katniss.

─Podría ser, no lo sé ─responde─. ¿Podrían hacer eso, Beetee? ¿Grabar la voz normal de alguien y convertirla en...?

─Oh, sí, ni siquiera es difícil, Finnick. Nuestros niños aprenden una técnica similar en el colegio.

─Claro que Peter tiene razón. Todo el país adora a la hermana pequeña de Katniss. Si de verdad la hubiesen matado así, probablemente se encontrarían con un levantamiento entre manos ─afirma Johanna, sin más─. Y eso no les gustaría, ¿Verdad? —echa la cabeza atrás y grita─: ¡¿Qué se rebele todo el país?! ¡No les gustaría nada!

Peter abre la boca sorprendido, luego su expresión decae y forma una triste. Johanna era obviamente una mujer enojada y triste que había perdido demasiado.

─Voy a por agua ─dice y comienza a caminar. Katniss la agarra de la mano cuando pasa a su lado.

─No entres ahí, los pájaros... ─recuerda que los pájaros ya se habrán ido, pero sigue sin querer que entre nadie, ni siquiera ella.

─No pueden hacerme daño, no soy como vosotros. A mí no me queda nadie ─responde Johanna, y se sacude su mano con impaciencia.

Cuando le trae una caracola llena de agua, la aceptó en silencio, asintiendo con la cabeza. Mientras ella va a por agua y busca las flechas, Beetee juguetea con su cable y Finnick se mete en el mar. Katniss y Peter se quedan ahí, con ella aún en sus brazos.

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