Una carta de amor parte 2

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Atem abrió los ojos, simplemente no pudo seguir durmiendo, tomo una nota y le escribió a Seto, “daré una vuelta no tardo”.

Salió por el balcón, convertido en un alcón, llegando a París, pues aquel lugar siempre lo ayudaba a pensar mejor, cuando salió del callejón se topó con una agradable sorpresa, Rafael estaba por irse a su mansión, obviamente lo había invitado a cenar a lo cual Atem se negó amablemente, pero finalmente cedió cuando supo que el postre sería un pay de manzana y canela.

Al llegar a la mansión, noto que era un poco más pequeña que la de Seto, pero no menos lujosa. Ambos sostuvieron una plática amena, se sentaron juntos en el sofá, cuando Yami sufrió un ligero escalofrío. Rafael de inmediato lo cubrió con su gabardina.

-¿Estás bien?-
-Mejor gracias...-
-Faraón yo...-
-Hammm como decirlo...-
-Sobre que?-
-Yo se que su corazón late por Seto, que el es dueño de su amor, y se que probablemente yo nunca podré siquiera llegarle a los talones a Kaiba pero... Usted me a demostrado, cual es su valor como humano y como duelista...-
-¿Mi valor como humano y duelista?-
-Ammm creo que soy patético con esto no?-

Rafael se levantó y se una repisa bajo una pequeña caja de madera con muchas cartas.

-Usted es una muy buena persona y yo... Estuve escribiéndole cartas desde que me libero de Dartz y su juego macabro... Y cuando menos lo espere mi admiración por usted, bueno yo...-

Yami leyó las cartas en silencio con una sonrisa en el rostro.

-Te enamoraste de mi... Yo no puedo corresponder a tus sentimientos, pero está confecion es muy linda y romántica para mí...-
-Se cual es mi lugar en su corazón pero... Yo puedo pedirle un favor?-
-¿Un favor? Claro dime ¿que puede hacer por ti?-
-Pues yo...-

Rafael lo abrazo, Yami correspondió al abrazo, la cálida mano de Rafael, acarició su mejilla, luego sus oído para después posarse en la nuca del faraón, acercándose lentamente para después depositar un suave beso en sus labios, Yami abrió los ojos como platos, sus mejillas ardieron como el fuego, su corazón comenzó a latir fuertemente, aquello no estaba bien, estaba casado con Seto...

Con el mismo Seto que se acostó con una niñera, ese Seto que le dió un anillo de promesa a una simple empleada, el anillo que el mismo le había dado, un anillo de serpiente, símbolo de su poder como antiguo faraón, de deidad terrenal en la mano de esa vulgar mujer...

No... El no podía, no debía traicionar a Seto, no aquello era un acto terrible, horrible... Sin embargo ya no era faraón... Seto que decía amarlo lo traicionó... Siempre le vio como inferior, ahora el era un plebeyo... Un vio plebeyo, y ahora que lo pensaba ¿en que momento había correspondido al beso?, ¿en que momento, se había aferrado al cuello de Rafael?

Atem jadeo durante el beso al sentir las manos de Rafael en su espalda...

("-No... Esto no puede ser, esto no está bien... Pero si no está bien, ¿por qué? ¿Porque demonios se siente tan bien?-")

Las manos de Rafael, encontraron una entrada, para acariciarlo debajo de la ropa, al sentir aquellas caricias, Yami profundiso los besos, Rafael al ver que no había oposición por parte de Yami, bajo a su cuello haciendo que el menor se estremeciera, besos y caricias, dadas en el cuerpo del otro, jadeos y gemidos por parte de ambos, Atem sintió algo que nunca en su vida había sentido, la sensación de hacer un acto tan repudiable, resultaba tan satisfactorio...

El cuerpo musculoso y velludo de Rafael era algo nuevo para él, ya que estaba acostumbrado al cuerpo semilampiño de Seto, el vello en pecho, que se juntaba en un delgado camino hacia el ombligo y de ahí seguía hasta el pubis, ambas piernas velludas, Seto solo tenía, vello en las axilas, las piernas y un poco en el pubis, pero Rafael a la vista de Yami era estar con un oso musculoso.

Sin embargo para Rafael la vista hermosa, un ángel disfrazado de mortal, de piel tersa, blanca y lampiña, era hermoso verlo sonrojado, jadeante, ver esos ojos entrecerrados por el placer, sintió verdadera envidia de Seto Kaiba quien tenía la dicha de ver esa misma imagen todos los días, los gemidos de Yami al ser embestido era lo más hermoso que pudiera escuchar, los ángeles del amor, estarían celosos de aquel lujurioso coro.

Rafael aunque lo deseaba, no dejaba marca alguna en el cuerpo de Yami, pues el mismo se sentía indigno de ello.

Yami terminó con un sonoro orgasmo, sin que fuera necesario que Rafael terminará dentro de él.

Ambos se besaron al finalizar, durmiendo juntos aquella noche, los rayos de sol se colaron por la ventana.

Rafael molesto abrió los ojos, y ahí estaba, no había sinovun sueño, Yami estaba a su lado, la luz brillaba con intensidad sobre las cobijas blancas. Dándole un aspecto aún más angelical a Atem, quien al sentir los tibios rayos de sol, abrió los ojos.

-Buenos días mi faraón...-
-Rafael?! Oh no! No fue un sueño tu y yo...-
-Se arrepiente?-
-SI... NO... BUENO YO... Rafael perdoname... Tú me abriste tu corazón y yo...-
-¿Abuso de mi?-

Rafael lo miro con una sensual sonrisa...

-No me importa si lo considera un error... Yo disfruté mucho lo de anoche, con gusto me volvería su amante...-
-Rafael no digas locuras... Yo...-

Rafael lo apresó con un beso sensual y pasional, sin embargo está vez, Atem se aparto de él.

-No... Esto está mal... Tú no dirás nada verdad?-

Se levantó de la cama con una sábana cubriendo su desnudez..

-Por qué diría algo... Será un secreto entre los dos...-
-Oh dios mío... Si Seto se llegará a enterar...-

Camino unos pasos hacia atrás, con una mirada de arrepentimiento.

-Me matará lo sé... Pero si me permite decirlo, prefiero morir hoy, a vivir cien años, sin haberlo conocido... Mis sentimientos son puros como el agua, e igualmente profundos como el mar, vuelvame su amante...-
-Rafael yo... Admito que fue placentero lo de anoche pero... Tengo hijos y un esposo que me ama.-
-¿Realmente ama a Kaiba? De ser así... No tendríamos esta conversación ¿o si mi faraón?-
-Eres un atrevido Rafael... Pero tienes razón... Si yo lo hubiera amado, no lo hubiera traicionado... Pero el me traicionó primero, ¿entonces lo hice por venganza?-

Atem se dejó caer de rodillas.

-Soy despreciable.-

Rafael, se acercó a él besandolo con pasión.

-Da igual si me usaste como venganza... Déjame ser tu amante... Te daré todo lo que me pidas, soy igual de rico que Seto, solo que mi verdadera empresa está en Dubái... Faraón yo puedo darte el mundo entero...-
-No me importa la riqueza Rafael yo que yo deseo es...-

Rafael, no lo dejo hablar pues verlo así, solo cubierto por una sábana, lo hizo presa de sus labios, y aunque Yami se resistió al inicio, poco a poco fue cayendo presa de sus caricias y sus besos.






El Legado Kaiba 2  El Origen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora