Lo que está destinado...

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Seto hizo su torneo en el rango infantil, como rey de los juegos estaba Ryu Kaiba, en el rango femenil se coronaba Mai Valentine como la reina de los juegos y como el rey por cuarta vez de forma consecutiva se coronaba Atem, quien donó sus ganancias a un hogar para abuelos, al igual que Ryu.

Las ganancias de la Kaiba corp, eran altas así que decidió invertir todas esas ganancias en la academia de duelos, y quien mejor que Atem para guiar esa escuela. Los señores Kaiba trabajaron arduamente en el proyecto de la academia de duelos donde Ryu sería parte esencial de la tercera generación. Pues aún le faltaba edad para ingresar.

Todos estaban listos para abrir las puertas de aquella institución, la cual contaba con todas las normas en regla para ser una institución funcional.

Yumi y Ryu ingresaron a la academia con un examen dónde tendrían duelos contra el director Kagemaru. Después de ese  examen importante se tenían que reunir varios puntos para lograr entrar, Atem era el encargado de poner las puntuaciones junto a Seto, por tanto no cualquiera podría ingresar.

La primera generación fue compuesta por 1500 jóvenes duelistas, de los cuales solo 800 habían logrado graduarse y solo 100 salieron con honores

Tras el éxito de la academia de duelos, Seto y Yami podían relajarse de cuando en cuando pues las ganancias llegaban solas. Seto dejo la corporación en manos de Mokuba, en lo que ajustaba cuentas con algunos profesores que trataban mal a los estudiantes.

Los primeros uniformes de color gris y blanco, no le gustaban a Yami, quien convenció a Seto de usar otro uniformes más coloridos y con el logo de la escuela, y finalmente decidieron dejar tres colores para diferenciar a los distintos grupos.

Ambos habían creado la academia de duelos, y siempre estuvieron presentes en los exámenes de admisión, los exámenes parciales y los finales, escondidos entre las gradas viendo todo para interferir en dado caso de que alguien quisiera hacer trampa.

Cuando Ryu cumplió la edad suficiente para ingresar, sus hermanos estaban en primera fila, y sus padres lo miraban desde arriba.

El duelo era muy intenso para Ryu, Atem miraba molesto como el profesor se burlaba de él cada que perdía puntos de vida, su rabia aumentaba cuando noto que empezó a hacer trampa, harto de aquello salió de su escondite dando una hermosa pirueta cayendo de pie, a un costado de Ryu.

-Hola campeón...-
-Aun puedo ganar... Verdad?-

Ryu estaba realmente lastimado pues las protecciones de seguridad del disco de duelo, estaban averiadas, Atem le quitó el disco a su hijo mientras lo cargaba en brazos y llevarlo con sus hermanos, después de un elegante brinco se colocó el disco averiado en el brazo.

-Yo continuaré en su lugar... Pagarás por tus fechorías.-
-Ryu ya no pudo continuar, está descalificado...-
-Jugare olla de la avaricia...-

Lo ignoro Atem, debido a una carta en juego apenas termino su turno perdió 500 puntos de vida, el dolor de aquel ataque era tan fuerte que lo hizo arrodillarse del dolor, la rabia al sentir lo que su pequeño sufrió hasta quedarse solamente con 1500... Su poder poco a poco despertaba fusionándose con la sangre de Ra, el ojo del milenio se dibujo en su frente, fue entonces cuando el verdadero infierno se libero, aquel duelo sádico se había salido de control, ataque tras ataque, hicieron que el disco de duelo del director explotará en su brazo, sin embargo esto no estuvo los ataques de Yami, sus monstruos no eran simples hologramas eran reales, cuando el duelo acabó fue por que el director yacía en el piso inconsciente.

Cuando recupero la compostura, salto del escenario a dónde estaba Ryu. Quién estaba inconsciente y con fiebre, Atem miro con tristeza a dónde estaba Seto, poco después todos estaban en el hospital, el maestro terminó en coma y Ryu terminó con varios moretones y heridas en su brazo.

-Si hubiera intervenido antes... No estarías aquí, es mi culpa, es mi culpa...-
-No Atem es mía... Yo debí de acabar, con ese duelo desde el primer ataque que recibió Ryu...-

Ryu sonrió con tristeza pues odiaba verlos decaídos. Trato inútilmente de tranquilizarlos pero Atem era un mar de lágrimas, pues siempre que uno de sus hijos se hacía una pequeña herida, siempre lloraba pero que si el se hubiese lastimado.

Y como no iba a sentir ese agónico dolor, si había sido el quién sintió, mes a mes como se formaba esa nueva vida dentro de el, si fue el quien los besó por primera vez, si fue el quien lloró, grito, sacrificó su esbelto cuerpo por esos pequeños.

Ese amor que los unía a Yami era único y especial con cada uno de sus hijos, y como, dolía verlo llorar. Seto abrazo a su compañero mientras veían a Ryu tratar de dormir.

El Legado Kaiba 2  El Origen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora