23.- Zayn

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23. Zayn

Por primera vez, estamos manteniendo una conversación civilizada. Ahora debería introducir un tema con el que pueda romper la pared defensiva que ha erigido frente a ella.

Pero antes he de mostrarle algo que me haga vulnerable. Si me ve como a un chico vulnerable en lugar de como a un idiota, tal vez podamos avanzar un poco. Y, en cierto modo, tengo la sensación de que me descubrirá si no le cuento la verdad.

No tengo muy claro si estoy haciendo esto por la apuesta, por el proyecto de química, o por mí. En realidad, me siento genial sin tener que analizar la razón por la que nos encontramos aquí.

- Asesinaron a mi padre delante de mí, cuando tenía seis años -le confieso.

- ¿En serio? -pregunta ella con los ojos abiertos de par en par.

Asiento con la cabeza. No me gusta hablar de ello, ni siquiera tengo la certeza de que pueda hacerlo aunque quiera.

Se cubre la boca con sus manos perfectamente arregladas.

- No lo sabía. Oh, Dios mío, lo siento. Debió de ser horrible.

- Sí.

Me siento bien tras soltarlo. Me alegro de haberme obligado a hablar de ello en voz alta. La nerviosa sonrisa de mi padre se transformó en una de conmoción justo antes de que le dispararan.

Qué fuerte, no puedo creer que recuerde la expresión de su rostro. ¿A qué se debió aquella repentina transformación? Había olvidado completamente aquel detalle hasta ahora. Me siento confuso cuando me vuelvo hacia __________.

- Si me involucro demasiado en las cosas y me las arrebatan, me sentiré como mi padre cuando murió. No quiero sentirme así nunca, así que me obligo a que las cosas no me importen demasiado.

Su expresión es una mezcla de arrepentimiento, tristeza y compasión. Estoy convencido de que no está representando ningún papel. Sin mudar el semblante, dice:

- Gracias por... ya sabes, contármelo. Lo que no entiendo es cómo puedes conseguir que las cosas no te afecten. No puedes programarte de ese modo.

- ¿Quieres apostar? -pregunto, pero de repente comprendo que no quiero cambiar de tema, de modo que añado-: Ahora te toca sincerarte a ti.

Ella aparta la mirada. No insisto por miedo a que cambie de opinión y decida marcharse.

¿Tan difícil le resulta compartir una pequeña parte de su mundo? Mi vida ha sido tan jodida que me resulta condenadamente difícil pensar que su vida pueda ser peor. Una solitaria lágrima resbala por su mejilla y se apresura a enjugársela.

- Mi hermana... –empieza-. Mi hermana tiene parálisis cerebral. Y está mentalmente discapacitada. «Retrasada» es el término que utiliza la mayoría de la gente. No puede caminar, se vale de lo que llamamos aproximaciones verbales y gestos en lugar de palabras porque no puede hablar... -Al contar esto, se le escapa otra lágrima. Esta vez deja que se deslice por su rostro. Siento la necesidad de enjuagársela, pero me doy cuenta de que no quiere que nadie la toque. Aspira profundamente-. Shelley está enfadada por algo, pero no sé por qué. Le ha dado por tirar del pelo a la gente, y ayer lo hizo con tanta fuerza que me arrancó todo un mechón. Me sangraba la cabeza y mi madre se puso hecha una furia conmigo.

De ahí la misteriosa zona calva. No era por un análisis de drogas.

Sin embargo, por primera vez siento lástima por ella. Me imaginaba que su vida era un cuento de hadas. De hecho, creía que solo podía quitarle el sueño una tontería como equivocarse de tinte o pintarse mal las uñas.

Química Perfecta (Zayn y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora