28.-___________
No es que me avergüence de la discapacidad de mi hermana, pero no quiero que Zayn la juzgue, porque si se ríe de ella, no podré soportarlo. Me doy la vuelta.
- No se te da muy bien obedecer órdenes, ¿verdad?
Me sonríe como diciendo «soy un pandillero, ¿qué esperabas?».
- Tengo que ir a echarle un vistazo a mi hermana. ¿Te importa?
- No. Así podré conocerla. Confía en mí.
Debería sacarlo de casa a patadas, con sus tatuajes y todo. Debería, pero no lo hago. Sin decir nada más, lo llevo a nuestra oscura biblioteca revestida de madera. Shelley está sentada en su silla de ruedas, con la cabeza torpemente inclinada hacia un lado mientras ve la televisión.
Cuando se da cuenta de que tiene compañía, aparta la mirada del televisor y nos observa, primero a mí y después a Zayn.
- Este es Zayn -le explico, y apago la tele-. Un amigo del instituto.
Shelley mira a Zayn con una sonrisa torcida y golpea su teclado especial con los nudillos.
- Hola -dice una voz femenina y computarizada. Golpea otro botón-. Me llamo Shelley -continúa el ordenador.
Zayn se arrodilla junto a mi hermana. Ese simple gesto de respeto despierta una extraña sensación en mí. Liam siempre ha ignorado a mi hermana, la trata como si, además de discapacitada física y mental, también fuera ciega y sorda.
- ¿Qué tal? -dice Zayn, cogiendo la rígida mano de Shelley y estrechándola-. Qué ordenador tan genial.
- Es un mecanismo de comunicación especial o PCD -le explico-. Le ayuda a comunicarse con los demás.
- Juego - dice la voz del ordenador. Zayn se coloca junto a Shelley. Contengo la respiración mientras observo sus manos, asegurándome de que no estén al alcance de su espesa mata de pelo.
- ¿Esto tienes juegos? -pregunta.
- Sí -respondo por ella-. Es una fanática de las damas. Shelley, enséñale cómo funciona.
Mientras Shelley presiona despacio la pantalla con los nudillos, Zayn lo observa todo visiblemente fascinado. Cuando aparecen las damas en la pantalla, Shelley empuja la mano de Zayn.
- Tú primera -dice él. Ella niega con la cabeza.
- Quiere que empieces tú -le digo.
- genial -dice él, dándole un golpecito a la pantalla.
Les observo. Ver jugar tranquilamente a este tipo duro con mi hermana mayor me hace sentir muy bien.
- ¿Te importa si voy a prepararle algo de comer? -le pregunto. Necesito salir de la habitación.
- No, adelante -repone Zayn sin apartar la vista de la pantalla.
- No tienes que dejarte ganar -le advierto antes de marcharme-. Se le dan muy bien las damas.