Apple

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(Por favor, este mensaje va para el publico que lea esto. No romanticen este tipo de cosas. No es mas que un FANFIC el cual decidí escribir un poco mas real, después de todo es un asesino, por lo que no todo será color de rosas, sea ficticio o no. Agradecería que no vean este tipo de actitudes como algo normal, no lo son.

Sin mas, continuemos, gracias por leerme <3!)



Sentí arder mi labio y de inmediato él me levanto de las escaleras, echándome en su hombro de nuevo.

- Vuelves a hacer eso y seré yo quien reviente tu cabeza contra el piso.

Me quedé callada, sintiendo mi boca llenarse de sangre. Temía debido a su amenaza, así que lo mejor era ser dócil.

Una vez salimos del sótano volvió a cerrar la puerta con llave y al girar a la derecha comenzó a subir las escaleras hacia el segundo piso.

La casa era bastante descuidada, y lo que más me daba miedo eran las manchas de sangre seca las cuales estaban regadas por todas partes.

Una vez entramos a la habitación me arrojo bruscamente en la cama y cerró la puerta con llave, para después cerrar la cortina de la ventana de la habitación.

No me había detenido a fijarme en las cicatrices que tenía en sus mejillas, y en los cortes profundos en ellas.

Tenía un par de tajazos en ambas mejillas a partir de sus labios, los cuales simulaban una sonrisa. Parecían cortes profundos y recientes, se veía realmente doloroso.

Comenzó a quitarme las cadenas de los tobillos y una vez lo hizo intenté zafarme de él y le di una patada en la cara, aunque sin tener a dónde huir.

Pues la puerta tenía llave y no podía lanzarme por la ventana, sin contar la caída, gruesos barrotes la decoraban.

Tome un cuchillo que estaba sobre una mesa de escritorio y apunte a su garganta, pues ya estaba frente a mí.

Las manos me temblaban y me sentía débil, pero nada me quitaría la determinación que tenía por salir.

- ¿Te gustan los juegos previos? A mí me ponen duro de sobremanera...

Me lanzo una mirada lasciva y se lamió los labios, mirándome de arriba a abajo.

En un hábil movimiento me arrebato el cuchillo y lo dejo sobre la mesa de nuevo, empujándome contra la cama.

Comenzó a morder mi cuello y sostuvo mis manos sobre mi cabeza, evitando que pudiera hacer mucho.

Lo mire, nerviosa y temerosa, mientras se quitaba el pantalón y se ponía un condón, al tiempo que lamía sus labios y observaba mi cuerpo ahora desnudo, pues me había quitado lo poco que quedaba de ropa justo después de quitarme los grilletes.

Poco después, introdujo su miembro dentro de mi sin preparación alguna, por lo que no fue nada agradable.

Ahogue el grito en la almohada y abrió mis piernas, las cuales había cerrado debido al dolor.

Junto su cuerpo al mío quedando su rostro a escasos centímetros de mí y mordió mi labio hasta hacerlo sangrar, haciendo que mis ojos se llenarán de lágrimas.

- Hijo de puta- Dije sintiendo como la sangre bajaba por mi mentón y me tomo por el cuello, no de forma suave, lo hacía casi ahogándome.

- ¿Te gusta? Porque a mí sí.

Poco más que el Síndrome de Lima.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora