Dollhouse

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Bostece, sintiendo como el sueño comenzaba a ganarme.

Desde hace un par de noches atrás no dormía bien, estaba llena de trabajos de la universidad los cuales había dejado para última hora, como siempre.

- ¡____! - Me sobresalte debido al grito, golpeándome la cabeza con la lampara de la mesa.

- Estaba en la mejor parte del sueño, ¿Cómo te atreves? 

Me sobe la cabeza para después sacudirla de los hombros, reclamándole.

- Estamos en medio de un trabajo, ¿Cómo te vas a dormir? Además, es tuyo, no mío. Agradece que te estoy ayudando.

Me golpeo en la cabeza con un libro y comenzamos a pelear, mientras nos reíamos.

- ¿Por qué todo lo dejo para última hora? Que mala costumbre... ¿Y si mejor abandono la carrera?

Sentí como golpeaban mi cabeza de nuevo y grité, estirándome.

- Ya se, ya se... Solo que a veces quisiera hacerlo. Oye, ¿Y si mejor salimos un poco? Hace rato no lo hacemos, quiero salir a despejar la mente.

Propuse, levantándome de la silla mientras miraba mi celular, dándome cuenta de que estaba a punto de apagarse.

- ¿No has visto noticias? Hay que tener cuidado al salir, últimamente muchas chicas han desaparecido, e incluso algunas las han encontrado muertas...

- ¿De verdad? no he visto televisión durante el último mes... Pobres chicas, espero las encuentren pronto.

Me senté de nuevo en la cama, pensativa.

- Debo irme, quede con mi novio hoy... ¿Estarás bien sin mí? - Pregunto Valery, tomando su bolso.

- Claro, ve. Nos vemos después, cuídate- Salió sin decir más y suspire, mirando por la ventana.

Desde que Valery había conseguido novio ya nada era igual, solía venir a mi casa a veces, pero durante poco tiempo, siempre quedaba con su novio.

- Tal vez deba conseguirme uno y no ponerme celosa.

Saque un cigarro de un cajón el cual estaba escondido a ojos de mis papás y lo encendí, asegurándome de que el humo no quedara en la habitación.

Al día siguiente salí rumbo a la universidad, sin ánimo alguno. No quería, pero debía asistir, mi futuro era primero que mi estabilidad emocional.

Después de caminar durante un par de minutos, rumbo a esta, a lo lejos frente a un edificio, vi un montón de gente reunida cubriendo algo, y policías intentando apartarlos.

Me acerque, curiosa. Quería ver lo que fuera que esas personas estaban viendo.

Me metí a empujones entre la multitud y descubrí que lo que miraban con tanta atención era una chica, una chica muerta.

La escena era escalofriante, daba terror el solo verla.

Estaba completamente desnuda, lo único que la acompañaba eran unas cadenas, estaba encadenada de pies y manos, en una posición fetal.

Eso no era lo peor, lo peor era la cantidad de golpes y moretones que tenía en todo su cuerpo, llegando casi a cubrirlo por completo.

Tenía cortes incluso en sus muslos, cortes profundos. Cicatrices de todos los tamaños y en su espalda un dibujo hecho de cortes de cuchillo, muy profundos.

Le faltaban algunos dedos de las manos y de los pies, y una gran parte de piel y musculo en su cadera, el cual parecía haber sido cortado como un carnicero al partir un pedazo de carne el cual te va a vender.

Poco más que el Síndrome de Lima.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora