Bet on Cupid

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Una vez me asegure de dejarle la bandeja con comida mientras no se percataba, decidí salir de casa, tomar la rutina de antes no me haría mal.

Tras pararme en la entrada de la discoteca fume un cigarro, observando como todos bailaban allí dentro.

Una pelinegra paso por mi lado y me guiño el ojo, sus ojos verdes llamaron mi atención de inmediato.

La entrada estaba algo oscura, por lo que no podría ver mi rostro lo suficiente. Sonreí y arrojé el cigarro, entrando en la discoteca.

Me fui hasta una esquina retirada, observando con atención a las personas, quienes bailaban y tomaban, algunos drogándose.

- ¿Pruebas?

Se acerco alguien con una capucha puesta, ofreciéndome droga en la punta de un destornillador.

Luego de inhalarla se fue rápidamente y se acercó la pelinegra de la entrada, moviendo su cuerpo al ritmo de la música y con un cigarro en su mano.

- ¿Por qué tan solo? ¿No bailas?

Apoyo sus manos sobre mi pecho y movió sus caderas lentamente, como incitándome a hacerle compañía, a lo cual respondí mordiendo mis labios.

- Claro, te estaba esperando a ti. Hoy no bailo con nadie más que contigo, muñeca.




La chica sonrió mientras expulsaba el humo cerca de él y pego su trasero a la parte baja del abdomen de Jeff, moviendo de modo sensual su cuerpo, mientras él la tomaba por la cintura.

Tras perrear él le arrebato el cigarro y expulso el humo en la cara de la chica, luego de girarla para que lo mirara.

- Buen baile, linda.

La chica sonrió como en trance y él se alejó, dispuesto a buscar el chico, a por otra dosis.

- Espera, ¿No vamos a seguir bailando? Se me antoja bailarte más apretado que antes...

Dijo coquetamente, ahora pasando sus manos por debajo de la sudadera de Jeff, tocando explícitamente su abdomen, subiendo sus manos y jugando hábilmente con sus tetillas.

- Ya veo que es lo que te gusta, ¿Estás segura? Soy un poco... Masoquista.

Rodeo el cuello de la chica con sus manos y la tomo por el cabello tirando un poco de él, mientras ella mordía sus labios.

- Que voz tan ronca... Cuanto me prendes. ¿Por qué no bailamos un poco más?

Ambos sonrieron y continuaron bailando por lo que parecieron horas, entre coqueteos y roces poco a poco la tensión fue subiendo entre los dos pelinegros, mientras la luz roja tenue que giraba por todo el lugar parecía parpadear.

Desde que había comenzado a bailar Reggaetón con ella, Jeff se había dado cuenta de lo parecida que era la situación meses atrás con ____, pero sin tanto morbo.

¿Qué pasa si la olvido con esta zorra? Tal vez realmente pueda funcionar...

Pensó mientras la veía moverse para él y justo se le ocurrió una idea, de llevarla con él.

No dijo nada y siguió bailando, notando lo desesperada que estaba por atención, lo cual le daba gracia.

En algún punto ella se dio la vuelta y bajo su cubrebocas, besándolo, de manera desesperada.

Debido a la oscuridad no se percató de sus heridas, y parecía lo suficientemente tomada como para no notarlas.

- Si haces eso me pondré intenso.

Poco más que el Síndrome de Lima.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora