Me sobresalte cuando escuche la puerta abrirse, y me aleje de las escaleras, mirando atentamente la puerta.
Bajo los escalones, uno a uno, lentamente.
No sabía si estaba ebrio, pero él no solía tambalearse así.
- ¿Fumas? - Poso frente a mí una cajetilla y tome un cigarro, sin dudarlo.
- Sube.
Dijo y comenzó a subir las escaleras, a lo cual le seguí, sin hacerme repetir de nuevo.
Al llegar a la habitación entro una llamada a su teléfono, y lo observo atentamente por unos segundos.
Cubrí mis ojos y respiré profundo, esperando lo que ahora se venía.
No terminaba de acostumbrarme, mucho menos a su brusquedad, así que, aunque ya había abusado de mi múltiples veces seguía doliéndome, y no lo decía solo de manera física.
Aprete las sábanas y mordí la almohada, sintiéndome asquerosa de nuevo.
Recordé la última canción que escuche en mi celular e intente distraerme mientras aumentaba el ritmo de sus movimientos, y con ellos, su respiración.
Me tomo por el cuello con brusquedad y ejerció demasiada presión, más de la que yo podía soportar.
Aprete los dientes al igual que los puños y gire la cabeza, para mirar por la ventana, y darme cuenta de que esa noche no había luna, todo estaba realmente oscuro esa noche.
- ¿Te gusta pequeña zorra?
Pregunto y me obligo a girar el rostro, para mirarlo. Por su rostro caían varias gotas de sudor, las cuales terminaban en mis piernas, que estaban rodeando su cuello.
No quise responder y él me cacheteo, haciendo que mis ganas de llorar aumentaran rápidamente.
- ¡Responde!
Me golpeo aún más duro que antes y gire el rostro, comenzando a llorar.
Durante los últimos días no lo había hecho, no quería llorar, me gustaba pensar que era fuerte y podía con ello, pero claro que no, era demasiado.
Quito rápidamente el cabello de mi rostro, introduciendo algunos de sus dedos en mi boca, llenándola completamente.
- Que cálida lengua... Ven aquí.
Agarro firmemente mi brazo y me obligo a arrodillarme frente a él, para introducir su gran miembro en mi boca.
Tomo mi cabello y con fuerza empujo mi cabeza hacia él, casi obligándome a abrir la boca.
No quise abrirla y en su lugar me aparté, arañando sus piernas, para que me dejara en paz.
Me tomo por las mejillas, apretando fuertemente y me dio varias cachetadas, mientras sentía como mis lagrimas alcanzaban su mano, con la cual me sostenía firmemente.
- No abrirás tu boca entonces, ¿Eh?
Sentí su puño plantarse en mi mejilla y caí al piso, mirando su sudadera, llena de manchas de todo tipo, hasta de barro.
Me tomo por el cabello, levantándome un poco, y la suela de su zapato se apoyó en mi cara, tirándome rápidamente al piso de nuevo.
Me abrace a mí misma, llorando, mientras sentía como con cada golpe la piel me ardía más, comenzando ahora a sangrar.
Intente defenderme y cubrirme, pero mis pequeñas manos no detenían sus enormes puños, el cual cada uno era más fuerte que el anterior.
Atine a darle una patada en el estómago y se alejó brevemente, le había sacado el aire.
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Poco más que el Síndrome de Lima.
FanfictionSi realmente eres un monstruo, déjame ser consumida por ti, aunque mas tarde me arrepienta. Si tan solo no hubiera salido de fiesta esa noche, nada de esto estuviera pasando, ¿Verdad? Mi vida seguiría siendo igual de... Corriente y asfixiante. Dame...