Sea ​​of ​​tears

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Me encontraba sentada en el suelo, luego de más de media hora de intentar quitarme los grilletes, bastaba decir que no lo había conseguido.

- ¿Qué es lo que le está pasando?

Su actitud agresiva no era la misma de siempre, incluso parecía un poco más... Tranquilo que antes.

Me pregunte si la manera de salir de allí era comenzar a comportarme "cariñosa" con él e incluso tal vez seducirlo un poco, y cuando menos se lo esperara... Tal vez intentar dejarlo inconsciente o algo similar.

- Creo que podría funcionar... Si. Intentare hacerlo.

Me dije a mi misma y escuché un estruendo afuera de la habitación, y como un vidrio se rompía.

Me asuste y me levante del suelo, preguntándome que estaría pasando. Ni siquiera había escuchado pasos hasta ese momento, es como si hubiera llegado de la nada.

Comenzó a forzar la puerta e intentar abrirla de manera salvaje, sabía que no era él. Me dio miedo y me aleje de la puerta lo más que pude, hasta que escuche un disparo. Me arroje al suelo y me pregunte si la policía estaría fuera, comenzando a impacientarme.

Intenté agudizar mi oído lo más que pude y solo había silencio, no alcanzaba a oír nada más. Unos pasos se escucharon acercarse hacia la puerta y todos los cerrojos comenzaron a abrirse, uno a uno.

Tras que la puerta se abrió allí estaba mi secuestrador, con hilos de sangre que bajaban desde su negro cabello, pasaban por su frente y terminaban en su mentón, a la par que rodeaban sus aterradores ojos, dándole una apariencia aún más oscura.

Tenía en su mano un cuchillo que dejaba caer gotas de sangre manchando el piso, y detrás de él un gran charco del mismo líquido, a la par de tierra y vidrios rotos.

No sabía que había pasado, ni porque el disparo, pero esa imagen a cualquiera haría sudar del miedo.

- ¿Q-que te paso?

Intente hacerme la valiente, pero lo que veía frente mí me hacía tartamudear, nunca lo había visto así.

- Nada grave, solo una pequeña pelea.

Dijo mirándome y comenzó a quitarse la camisa holgada que llevaba puesta arrojándola al piso y dejando al desnudo su torso, el cual tenía hematomas.

- Déjala allí, voy a limpiar este desorden antes de que manche mi alfombra, luego tú me vas a ayudar a limpiarme.

Sentencio sin que yo pudiera negarme y salió de la habitación, dejando la puerta abierta.

- ¿Qué mierda..?

Me pregunté y me senté sobre la cama, mirando la sangre en el pasillo. Lo escuche merodear por el primer piso y abrir una llave, llenando algún recipiente de agua.

Poco después lo vi pasar por el pasillo y pararse a un lado de la puerta con un cubo lleno de agua y una trapera, comenzando a pasar esta última encima del charco de sangre.

Escuche los vidrios sonar entre sí y lo mire, no parecía tener intenciones de recogerlos. Era como si quisiera barrerlos con la trapera para evitar cortarse.

Metió la trapera en el cubo de nuevo e hizo lo mismo, de manera uniforme y torpemente, estregando con fuerza. Luego de limpiar el piso se agacho frente a la alfombra y comenzó a enrollarla, para llevársela.

- Ese hijo de perra mancho mi puta alfombra, ¿Ahora como quito esto?

Dijo frunciendo el ceño y se giró para mirarme con la alfombra en sus manos.

Poco más que el Síndrome de Lima.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora