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Al levantarme me di cuenta de que sobre el escritorio había una pequeña bandeja, la cual tenía un vaso lleno de jugo, un sándwich y una manzana. Nunca faltaba la manzana.

Nunca me había dado comida de tal manera, así que no sabía si tomarlo o no. Tal vez era de él y lo había dejado allí ya que estaba ocupado, así que no lo tome.

Lo deje tal como estaba e ignore mi estomago hambriento, el cual comenzaba a exigirme comida de manera ruidosa. Toque mi ojo y efectivamente estaba aún más hinchado que ayer, lo cual era preocupante, pero tampoco podía hacer algo al respecto.

Alrededor del mediodía el hambre ya era insoportable, así que comencé a comer ya ahora sin importarme si era para mi o no. Pero deje la mitad, sin poder sacarme la incertidumbre de la cabeza.

Me pareció extraño el que no apareciera en todo el día, y ni hablar de la bandeja. Cuando cayó la noche escuche la puerta abrirse y ni siquiera me gire, no estaba de ánimos como para verlo. Si me iba a golpear, quería que lo hiciera sin que supiera de antemano.

- ¿Por qué no te lo comiste todo?

Pregunto, su tono de voz era extraño, no parecía el mismo de siempre. Tal vez estaba drogado.

- Quería guardar un poco para más tarde.

- De igual manera aquí traje tu comida, ahora tendrás que comer un poco más

Dijo acercándose a mí y de inmediato sentí mi cuerpo tensarse, pero tampoco me giré.

Me encontraba mirando por la ventana, recibiendo el frio aire en mi cara. El aire frio me hacía bien, me ayudaba a calmarme.

Sentí algo liso rozar mi brazo y al mirar era una bandeja, esta vez con algunas uvas, una taza con sopa la cual soltaba humo, dejando ver lo caliente que estaba. Un poco de arroz y un pedazo de pan.

A un lado de la taza estaba la mitad del sándwich que no había terminado de comer, el cual ahora estaba frio.

Era una combinación extraña, pero la sopa era lo que mejor se veía, así que tome la bandeja, aun sin mirarlo. Me pregunte si habría obligado a alguna de las chicas ahora a cocinarle.

- Gracias, comeré enseguida.

Me levante de la cama despacio, con la cabeza gacha. Pose la bandeja en el mismo lugar en la cual estaba la anterior.

- Se que no es lo mejor del mundo, ni es la mejor combinación, pero hice lo mejor que pude porque quedes satisfecha.

No sabía que quería que le respondiera o reaccionara, ¿Por qué simplemente no se iba y ya? Parecía intentando buscar alguna conversación o algo así. Tal vez simplemente estaba exagerando y debía responder secamente y ya.

- Te agradezco el que me hayas traído esto, la presentación es lo de menos, créeme que comeré todo.

Dije bajamente, con la cabeza en las nubes.

Se acerco a mí y se sentó a mi lado, casi haciendo que nuestros cuerpos se tocaran. Me aleje disimuladamente y él estiro su cuerpo hacia atrás, en silencio.

- Pruébalo. No cocino hace más de un año, así que no te aseguro que haya quedado bueno. Pero quiero saber lo que piensas.

Comencé a ponerme nerviosa rezando porque estuviera bueno, ya que no era buena fingiendo. Lo tomé y puse la bandeja en mis piernas, mirando todo.

Primero comí un poco de pan y luego tomé un poco de todo, dejando la sopa para lo último. A la hora de probarla me sorprendí de su sabor, sorprendentemente tenía un buen sabor.

Poco más que el Síndrome de Lima.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora