Confiar

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Risas. Estaba oscuro. Tenía frío.
No sabía dónde estaba. Sus manos estaban atadas al igual que sus pies. Lastimaba un poco, usaron mucha fuerza para atarlo.
Esto pasó repentinamente y Kim Rok Soo... él...
—¡Maldición!
Cale tenía una venda sobre sus ojos. Y por el tacto sabía que se encontraba sobre una cama, completamente solo. Se escuchaban ruidos del exterior pero a su lado no había nadie.
Aliviado suspiro, no quería tener a la maldita Estrella blanca a su lado y menos cuando se sentía tan vulnerable. Lo secuestró tan fácilmente, no hubo testigos y lo peor era que tampoco había llevado guardaespaldas, fue estúpido.
Tal vez no lo encontrarían a tiempo, porque escuchó de boca de ese lunático que a más tardar, partirían en dos días.

De su rostro descendieron lágrimas hasta sus sienes, había estado aguantandolas. Quería gritar, golpear al imbécil que lo secuestró y matarlo. Quería...
Quería ver de nuevo a su hyung...
No podía creerlo. Fue demasiado para soportar.
Le dolía el cuerpo pero su corazón se desgarraba de a poco, su esperanza se había perdido.
—¿Por qué hyung? ¿Por qué?... creí en tí...te dí...te dí la oportunidad. Ughhh ....buahhh...ughh...
Se sentía tan estúpido, fue la peor traición que pudo haber sentido. Nunca la hubiera esperado del maldito de Kim Rok Soo.

¿Por qué cuando lo amaba?
¿Por qué lo hizo cuando confiaba tanto en él y ... Kim Rok Soo lo sabía?
—¡Maldita Estrella blanca!
—¡Jódete! , ¡Púdrete! , Aghh... ¡solo muérete y deja de fastidiarme!
«Si no hubiera caído en su trampa, no ...si no me hubiera enamorado de Kim Rok Soo, esto no hubiera pasado.»

—...Por favor... ayúdenme... ayuda—. Desesperado gritó y como era de suponerse no hubo respuesta, nadie le ayudaría. Lo habían atrapado.

***
Hace 4 días, luego de ver cómo su hyung disfrutaba de la compañía de ese sujeto, corrió y corrió lejos del lugar. La ira se apoderaba de su razón y la tristeza inundaba su corazón. No podía convencerse de lo que vió y menos si no lo escuchaba de la boca de Kim Rok Soo. Necesitaba reunirse a solas con él. Solo así... Solo así podría estar seguro.

Creía en su hyung y confiaba plenamente en que Kim Rok Soo tenía una razón lo suficientemente importante para actuar de esa manera junto a la Estrella blanca y él mismo lo averiguaría. La Estrella blanca no lo iba a vencer.
Llegó lo más rápido que pudo a la mansión y Ron se encontraba en la puerta esperándolo.
Vió la sorpresa en el rostro del mayordomo y ahí se dió cuenta que sus ojos estaban rojos y su respiración era irregular.
—Joven maestro, entre y descanse.
—Estoy bien Ron. Solo...haa...no creo poder hacerlo. Hyung actúa raro y la maldita Estrella blanca está junto a él.
—Entiendo. Investigaré, aunque debería mantenerse lo más tranquilo que pueda, recién se recuperó.
—Lo sé.—La preocupación de Ron, tranquilizó a Cale.
—Últimamente la información sobre el joven Kim Rok Soo y la Estrella blanca no ha sido fácil de conseguirla. Se está protegiendo muy bien.
—Inténtalo. Mañana regresaré. Debo hablar con hyung a solas.
—Está bien.— El mayordomo hizo una pequeña reverencia y se despidió de Cale.

El pelirojo sin más obstáculos ingresó a su habitación y se tiró sobre la cama.
—Aghhhh
Pataleo con fuerza. Tomó una almohada y gritó sobre ella.
Era frustrante.

Luego de desahogarse completamente, se sentía mucho mejor. Tomó su computador y teléfono y se dispuso a acabar con su trabajo, pese a todo lo que estaba  pasando aún tenía obligaciones que cumplir. No obstante, eso no significaba que no haría nada. Llamó a su padre para apresurar su investigación.

Llamó tres veces y su padre no contestó el teléfono. Cale pensó que a estas horas estaría algo ocupado y no pudo hacer más que rendirse por hoy, mañana llamaría de nuevo.

***
A la mañana siguiente un informe le fue entregado y de él no había mucha información relevante.
—Lo siento joven maestro, han bloqueado la mayoría de nuestras redes. No pudimos obtener casi nada.
Cale miraba atentamente la única hoja que le habían traído.
—Lo sé Ron, ya me lo esperaba. Pero no importa. Por lo visto mi última opción es ir ahí todos los días.
—Joven maestro, es peligroso que vaya solo.
—No iré solo, te llevo conmigo y trae a Beacrox.
—Eso haré.

Al fin te encontré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora