La verdad. Amor

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La jeringa actuó en menos de unos minutos y para Kim Rok Soo era bueno que no lo halla matado.

Eso sí, no tenía claro cuales serían los efectos que se presentarían en su cuerpo, pues no podría reconocerlos aún si se manifestaban, porque el efecto del medicamento contra el dolor se redujo considerablemente y el dolor, no era necesario describirlo. Esto ya parecía una broma de mal gusto. Lo único bueno era que la debilidad de sus piernas también desaparecía, aún si dolieran como el infierno, al menos le permitía volver a caminar.
«Cale»

«Espérame, voy a encontrarte»

Se levantó y como si de una pequeña balsa en medio de las olas se tratara, su caminar era tambaleante e inestable, parecía que caería en cualquier momento. No sabía por dónde empezar a buscar a Cale y recorría la base de la Estrella blanca a tientas. No podía pararse derecho ni tampoco caminar rápido por lo que no dudó en utilizar los atajos y habitaciones secretas que conocía para agilizar su desplazamiento; y si se encontraba con personas de la Estrella blanca, estos no le hacían nada, el  grandioso disfraz que llevaba funcionaba a la perfección. Era una preocupación menos para el pelinegro, pasaba desapercibido.

Se alejaba constantemente del ruido producido por el enfrentamiento y ya casi no se oía desde dónde se encontraba, además muchos de los subordinados de la Estrella blanca desaparecieron, el pelinegro asumió que debían haber ido a defender la base. Porque por dónde caminaba no se escuchaba ni veía ni un alma.
«Esto es aterrador»

Pasaron largos minutos de búsqueda infructuosa.
«Estoy cansado», Kim Rok Soo no se sentía bien, tanto mental como físicamente.

El tiempo era cruel. La vida se le acabaría en menos de nada y no podía hacer nada para evitarlo. Aunque, ciertamente tampoco quería darle mucha importancia. Cómo bien ya sabía, eso era un asunto ya decidido.

Sus emociones fluctuaban en un remolino de desequilibrio y locura, peleando por mantener el control de su mente. En un momento querría desahogar toda la ira, odio y agonía acumuladas, de preferencia sobre la Estrella blanca y al otro le surgiría la ansiosa necesidad de querer encontrar a Cale a como de lugar. No obstante, la que más temía era la que le provocaba querer tumbarse en el suelo y ya, esperar que la muerte lo alcance. Solo podía describir de esa manera a tan sombría disposición. Muerte.

Lo que estaba soportando era demasiado y había sobrepasado sus límites desde hace mucho, ya estaba cansado. Se esforzó y no se rindió, porque amaba a Cale. Todo lo que hizo fue por amor. Intentaba mantener a Cale como el motivo por el cuál avanzar un paso más, sin embargo, su voluntad se estaba quebrando, empezaba a vacilar y se sentía como un completo inútil.

No tenía nadie a quién acudir, en completa soledad debía sofocar y reprimir lo mejor que pudiera todo su sufrimiento muy dentro en su corazón para no perder la cabeza. Y sin nadie que viera su rostro, el pelinegro liberaba devastadoras lágrimas de angustia, impotencia y vergüenza mezcladas. Kim Rok Soo se rompía a pedazos.
Pero él no se rendía, aunque vacilaba, continuaba. Seguía, se mantenía fuerte y avanzaba. Deseaba de todo corazón que Cale hubiera logrado escapar y que por lo menos, se encontrara a salvo.

El pelinegro se quedaba casi sin fuerzas, arrastrar un cuerpo tan lastimado y a punto de perecer, en sí mismo, ya era una proeza inimaginable.

Cada vez le era más difícil caminar o siquiera pararse erguido. Sus heridas sangraban y tenía algo de fiebre. Necesitaba un descanso. Se arrimó a una pared para bajar lentamente hasta el suelo y se sentó ahí. Estaba verdaderamente agotado.

«Cale ¿Dónde estás?»
«Estoy cansado»

Respiraba pesadamente, y el sudor se acumulaba en su frente debido al dolor. Rasgó un pedazo de tela de la camisa que llevaba bajo el traje con la intención de limpiar esa incomodidad, hasta que pip..pip..pip, el rastreador anunció que el objetivo rondaba por las cercanías.
«¿Quién será?», el pelinegro no podría saberlo a menos de que estuviera frente a él.
«¿Será la Estrella blanca?». Si fuera así no quisiera topárselo por nada del mundo.

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