Sueños

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Kim Rok Soo despertó. 
O lo intentaba, habían abierto los ojos repentinamente, no obstante, los volvió a cerrar de igual forma. Repitió ese mismo ciclo unas tres o cuatro veces más, hasta que volvió a cerrar los ojos profundamente.

Transcurrió alrededor de una hora cuando Kim Rok Soo volvió a repetir el patrón de abrir y cerrar los ojos continuamente, esta vez lograba mantenerlos  abiertos unos minutos, sin embargo, al poco tiempo volvió a quedarse dormido.

La razón detrás de estás acciones se podían explicar, a través de lo que el pelinegro en cuestión vivía dentro de su cabeza, puesto que, vagaba inconsciente  entre hermosos sueños y horribles pesadillas.

Estos le mostraban diversos escenarios, empezando con que casi lograba salvar a Cale, pero falló miserablemente y Cale murió a manos de la Estrella blanca; luego vio como Cale y él vivían todavía tranquilos en el pequeño departamento que tanto adoraban, reían, jugaban, coqueteaban, eran felices; el sueño terminaba y empezaba una pesadilla, era un fantasma que no podía ayudar a Cale, porque murió tras la tortura. Cale estaba desesperado y pedía ayuda, y él, sin poder hacer nada, no pudo evitar que sea llevado por la Estrella blanca. Los sueños y pesadillas iban y venían, unas más terribles que otras y las siguientes más hermosas que las anteriores.

Todos esos sueños y pesadillas desaparecieron en algún punto y el mundo onírico se desvaneció. Kim Rok Soo escuchaba una voz que lo llamaba por su nombre, una y otra vez. Era muy dulce y cariñosa, también empezó a juguetear y la forma en la que se dirigía a él cambió a hyung. Esa voz era encantadora y tranquilizante.

El pelinegro trató de recorrer todo el espacio que lo rodeaba buscando el origen de la voz, pero no lograba encontrarlo. Pues todo  alrededor era como una enorme mancha oscura sin límites definidos y por más que deambulara no podría distinguir nada. Su búsqueda era imposible.

De pronto, su entorno empezó a volverse más claro y tal cambio, fue  gratamente sorpresivo, puesto que el paisaje oscuro fue bañado por múltiples colores. Y la fascinante vista que desveló al final, dejó completamente hipnotizado al pelinegro, pues se trataba de un inmenso campo de amapolas tan rojas y simpáticas, se mecían graciosamente con ayuda del viento. 
La hierba alta y fresca, acompañaba al rojo intenso, que en conjunto con el cielo pintado de atardecer entre amarillos y violetas, armonizaban la imagen en algo casi perfecto.

Así mismo, la simpática voz volvió a pronunciarse por medio de una melodiosa risa que envolvió el mágico lugar, calmando de confort y felicidad. ¿Quién era? ¿Por qué reía?

Kim Rok Soo no lo sabía, no lograba recordar. 

El pelinegro detuvo sus pasos, deleitándose con la maravillosa risa. Lo que no esperó es que a lo lejos una figura se acercaba hacia él, y esta había aparecido de la nada. Sus ligeros pasos eran serenos y llenos de seguridad. Podía identificar su sexo, un hombre, lo bastante lindo si se lo preguntaran. Era esbelto y elegante y portaba un aura despreocupada con un toque algo juvenil y desafiante. Su rostro estaba borroso, sin embrago, sus hermosos ojos marrones rojizos y la particular cabellera, de un color rojo aún más vibrante, eran lo suficientemente distintivos. Verdaderamente cautivadores.
Y de cierta manera, hacían que la figura, se le hiciera familiar.

Conforme la figura se acercaba, esta reía y sonreía saludando a Kim Rok Soo, quién descubrió rápido que la figura era el origen de la voz que había estado escuchando.

La figura siguió riéndose y llamándolo para que se acercara y estaba tentado a hacerlo. Pero cómo no quería asustar a la intrigante figura, intentó levantar su mano levemente para regresar el pequeño saludo que le lanzaba, sin embargo, una especie de restricción lo detenía, sus brazos y piernas quedaron estáticos en dónde estaba sin poder moverse ni un milímetro.

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