Capítulo 34

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Capítulo 34
Abigail

Debido a las condiciones del tiempo, nuestro viaje a Valdez se ha cancelado y nos hemos hospedado una día más en Denali. Regresamos a Anchorage y tomamos nuestro avión de vuelta a Nueva York. Ya en casa y en la tranquilidad que me da la ausencia de Katherine empiezo a pensar en las posibilidades, y sobre el tema que plantearé a papá cuando llegue el Jueves a Los Ángeles.

Sé que preguntará porqué he tomado esta decisión tan repentina, pero es por mi bien, por el bien de todos. Me servirá para olvidar y dejar atrás algunas cosas, pero sobre todo haré algo que siempre he querido hacer y estaré feliz de cumplir una meta.

Entro en la página web e imprimo toda la información para que papá esté al tanto del costo. La idea al inicio era hacerlo por mí misma, pero resulta que tendré que auxiliarme nueva vez de él y encantado lo hará.

Cierro el computador y me levanto decidida a tirar todo lo que me recuerde a Jordan, no es mucho, pero si lo hay. Voy a la cocina a tomar una bolsa de basura, en el cuarto, entro al closet y tomo el abrigo que me prestó y yo muy mal educada no devolví, pero ya es tarde para hacerlo, así que simplemente lo tiro. Sobre el gavetero están algunos recuerdos que compró para mí durante el viaje a Dublin y los hecho a la bolsa. El empaque con las píldoras también se va, eso sí que me hace recordar a Jordan y sin pensarlo las echo a la basura. No sé que consecuencias va a traer, tendré que ir al doctor. No hay nada más, por ahora. Pongo la funda en lo más alto del armario. Ojalá se pudiera hacer los mismo con las personas y con los sentimientos. Echarlos en una bolsa y tirarlo en lo más profundo, donde nada ni nadie osaría en buscar, pero somos demasiado cobardes, muy dependientes de nuestra propia realidad, sobre todo cuando algo nos hace daño, nos lastima, es cuando más difícil nos resulta dejarla atrás, más que instinto de supervivencia, es masoquismo, nos gusta sufrir y lo peor de todo es que es un gozo casi extático.

Siento que mi corazón está a punto de un colapso, quisiera tirar todo, y desaparecer de aquí, de este lugar, de este planeta. La impotencia se apodera de mí y nunca antes me había sentido tan vulnerable, por más que trate, no puedo evitar sentir las lágrimas salir y mojar mis mejillas. Es como si una sombra oscura hubiese ocupado el lugar de mi corazón.

Necesito irme de aquí, estando lejos las cosas serán más fáciles. Vuelvo a tomar el computador y compro un boleto para el primer viaje mañana hasta Los Ángeles. Creo que papá es el único que puede llenar este vacío hasta ahora y sobre todo me va apoyar en mis decisiones.

(...)

Marco el teléfono para decirle a Jordan que voy camino al aeropuerto. Me veo obligada a hacel, ya que estaba previsto que fuéramos juntos luego de regresar de Alaska. Es mi deber informarle que iré sola.

—Jordan —digo inmediatamente toma la llamada.

—No supe más de ti ayer. ¿Cómo estás? —su voz suena sorprendida y hasta alegre en cierto modo.

—Llegué muy cansada a casa. Oye, estoy camino al aeropuerto. Iré a visitar a papá —creo que mi tono de voz suena cortante.

—¿Ahora mismo? —pregunta.

—Sí, ya estoy llegando de hecho. Mi vuelo sale a las 09:15.

—Pensé que iríamos los dos, pero está bien. En otra ocasión. Que tengas buen viaje —sigue extrañado.

—Gracias —termino la llamada. No sé si él lo sintió, pero yo sí sentí mi actitud y vaya que es triste, porque él no tiene la culpa de que lo trate así. Al final, todo es por su bien.

Llego al aeropuerto y hago todo el trámite correspondiente. Después de más de seis horas de vuelo y un viaje en taxi, estoy en casa de mis padres. Desde el auto, veo  el a mamá salir. Bajo y ella se detiene.

FIGHTING ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora