Capítulo 27

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Capítulo 27
Jordan

Un grupo del cuerpo de seguridad, entra en estampida a la sala y se acercan a Daniel.

—¿Qué sucede? —él se aproxima incapaz de entender porqué entrar de esa manera, aunque no puedo negar que siempre han sido bastante dramáticos.

—El púgil de la segunda pelea de la tanda, ha sufrido una contusión cerebral. El ciclo será reanudado en treinta minutos de los cuales ya han pasado 13, es decir su encuentro será 13 minutos mas tarde de lo previsto, atentos a su llamado. Esta información es proporcionada por fuente oficial —su tono de voz es robótico como procesado por un computador. ¿A quién en su sano juicio se le ocurriría ir a donde está un boxeador, previo a un encuentro mucho más allá que importante para decirle, que un oponente ha sufrido un accidente en la lona? Existen dos opciones: 1. Quieren desconcentrarte y que pierdas la pelea; 2. El cerebro que tienen es del tamaño de un cacahuate.

—¿Cuál es su nombre? —pregunta Mich, un poco sorprendido.

Sugar Cube, señor —responde.

—Oh. Buen muchacho —lamenta. La seguridad abandona el lugar y Daniel sale detrás de ellos, junto a Igor, dejándonos solos a mí y Mich.

—Muchacho, no te preocupes, sólo escucha esto, aunque no quieras que suelte la toalla, si veo que tengo que hacerlo, lo haré, el activo más importante que existe, es el hombre, sin eso nada es posible, no es posible la vida, mucho menos lo será un título. Así que confía en mis decisiones siempre, porque las cosas que tenga en cuenta para ti, serán las mejores, te lo dice la voz de la experiencia —me quedo en silencio, y por un lado tiene razón, pero la mayoría de veces lucimos peor de lo que nos sentimos, por lo menos suele pasarme eso cuando estoy en una pelea, mientras más me sangra la nariz más rabia, o adrenalina si podemos llamarlo así, corre por mis venas.

—Gracias. Te prometo que haré casi todo lo que me pidas.

—¿Casi todo?

—Sí, las mejores decisiones se toman cuando estás siendo golpeado en el ring. Tú muy bien lo sabes.

—Tienes razón —sonríe—. Pero no seas cabeza dura y hazme caso siempre, ¿escuchaste?—asiento.

El momento a solas es más que necesario, vital. Te permite pensar sobre ti, sobre él y sobre todos los demás, crear tu estrategia o simplemente dejar todo en manos de Dios e irte con el norte de vencer, cueste lo que cueste, vencer o morir, una de dos.

Ya todo está listo. Mich e Igor vienen por mí, desde el pasillo se puede ver a toda la multitud expectante a la salida de nosotros, "The Iron Boy" Johnson, le llega su turno. Las notas instrumentales de "The Champ is here" de Jadakiss resuenan en todo el complejo. Una algarabía impresionante hay allí fuera y cientos de personas gritando al unísono, que la verdad no logro identificar.

—Nos toca —suelta Mich. La elección que hicimos es un poco más actual, "All I do is win" de DJ Khaled junto a Ludacris, Snoop Dogg, Rick Ross & T-Pain. La avalancha me sorprende, jamás imaginé recibir tanta atención.

Cientos de personas reunidas con el fin de saber qué nos deparará el futuro. Se nos marcan las directrices, para dar inicio a una pelea de un máximo de diez asaltos de tres minutos cada uno. El referí nos da luz verde para iniciar.

Johnson y yo chocamos los guantes y establece contacto visual conmigo, fuerte e intimidante, tratando de utilizar su psicología de chico rudo desde ayer, en la ceremonia de pesaje, creí que me iba a llevar mejor con él, pero me voy a desquitar un poco la mala gana que le traigo aquí arriba.

Suena la campana e inicia el torneo. Ninguno toma la iniciativa de inmediato, me alejo un poco de él aprovechando su estatura menor a la mía, él toma la iniciativa, pero su primer movimiento es bastante predecible, su puño izquierdo trata de viajar y aterrizar en mi rostro, pero esquivo el golpe hacia la derecha y hago el mismo movimiento que él tenía pensado hacer conmigo.

Su rabia ha empezado a desatarse y estoy seguro que estoy sonriendo y eso le molesta. Viene contra mí y choca contra mi hígado. El dolor se extiende paulatinamente contra mi vientre, y devuelvo un par de golpes contra su rostro, pero para ese momento suena la campana anunciando el final de este primer round.

—Al cuerpo, muchacho, al cuerpo —reitera Igor. Recuerda lo que te dije y lo que vimos, los golpes a la cara el simula que lo hacen rabiar, pero su punto débil es el cuerpo, ve al estómago, a los riñones, al hígado. Cubre tu cara y tírale al cuerpo y en un rato tendremos nocaut.

—Escucha a Igor, J —dice Mich.

Ya para el octavo asalto, un crochet de Johnson me aturde, siento como algo dentro de mí se agita, la vista se nubla y por más que quiera tengo que caer.

Me toma unos segundos reincorporarme mentalmente al lugar y a la situación y ya el árbitro cuenta hasta el cinco. Solo escucho las voces desde nuestra esquina me gritan que me levante, por otro lado, parte de la audiencia está a la espera y otros llevan el conteo junto al réferi. Me levanto, creo que con más ganas que antes de caer. Primero una secuencia de golpes aterrizan en su cara, y siento como un par de sus dientes crujen al contacto, al proteger su cara, su estómago, su vientre quedan al descubierto y me ofrece un acceso directo a su cuerpo, sonidos salen de su boca cuando mis puños hacen contacto con esa parte de su cuerpo y su respiración empieza a faltar, solo quedan los últimos diez segundos, pero Johnson no parece darse por vencido, y en ocasión oportuna para él, lo salva la campana. El noveno round es un poco más de lo anterior, y ya creo que es hora de terminar con esto, de la mejor manera, la secuencia de golpes contra sus estómago, su hígado y riñones, lo detienen en seco y cada vez está más cerca de su esquina, faltando un minuto para terminar el asalto, Johnson empieza a caer, tambalea y cae al piso, el referí inicia el conteo, y éste, al número cuatro se levanta y vuelve a acercarse nuevamente a mí y otra vez cae delante de mis ojos.

—¡Ahí lo tienes! —grita Mich desde la esquina. El conteo va al número ocho y justo en el momento que intenta levantarse, se derrumba, noqueado y sin tiempo para levantarse. Hay una ovación de personas y todos empiezan a gritar. Un montón de personas están subiendo al cuadrilátero. Todos están gritando mi nombre y un grupo me está levantando sobre ellos. Mich se acerca y me da un fuerte apretón, no puedo llamarle abrazo. Un reportero se acerca y me pide que diga unas palabras.

—Solo quiero darle las gracias a Dios por tenerme presente en este momento tan importante para mí y los míos. A Mich, mi entrenador de siempre, que sin él nada de esto estuviera pasando y por enseñarme todo lo que sé. A Igor y los demás entrenadores y Daniel por creer en mí y darme esta oportunidad. Gracias.

Con todo y el ojo tan hinchado que prácticamente está nulo de vista, tengo una felicidad que no quepo en mí mismo. Concentración, se trata de concentración y lo he logrado. Caminamos hacia nuestro lugar. Todo se trata de enfoque, un plan sistemático de estrategias para llegar al objetivo principal, aunque eso implique caer.

—¡Jordan! —escucho mi nombre y de inmediato reconozco la voz.

FIGHTING ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora