Capítulo 63

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Capítulo 63
Abigail

Mamá me pidió un único favor que cubriría cualquier otro que llegue a deberle en el futuro y otros más que le haya quedado debiendo del pasado; hacer una auténtica boda de princesas.

Por más que le insistí que quería algo sencillo entre los familiares y amigos más cercanos, ella se dedicó a convencerme a hacer algo de ensueño, independiemente de la cantidad de personas que vayan a asistir. En todos estos meses ha sacado la wedding planner que lleva dentro, y debo confesar que tiene un talento increíble para estas cosas, está muy entusiasmada con la celebración y con el bautizo, la verdad no recuerdo algún momento de mi vida donde ella se haya comportado de esta manera conmigo.

También hay que destacar el cariño enorme que le ha tomado a Ciara, ha sido tan dulce y diligente con todo lo referente a la niña y la ha llenado de regalos de todo tipo, y con eso he hecho un descubrimiento, a mamá sola la ablandan los bebés y papá, después de eso, creo que nada más.

La llegada de Ciara ha transformado nuestra relación y ella está aquí dos veces por mes, como mínimo, es tan bueno sentir su apoyo y que me enseñe ciertas cosas para poder cuidar de mi hija correctamente. Incluso creo que a mamá no le importa el hecho de ser abuela, aunque pide de forma explícita, que cuando aprenda a hablar, le no le enseñemos esa palabra. Por otro lado, papá se sintió motivado y feliz por llevarnos a celebrar estos acontecimientos hasta Kerry, Irlanda y es fantástico, porque fue el lugar donde inició esta historia y de paso podremos celebrarlo junto a Mary y Niall, los señores que nos dieron refugio cuando nos quedamos atascados allí. Aunque debemos buscarle una explicación lógica de porqué estamos casándonos, si se supone que ya lo eramos, es el único requisito que tienen en ese lugar, pero confío en que la alegría de celebrar les va a disipar un poco la molestia.

El paisaje boscoso de Kerry nos inunda las pupilas, kilómetros de verde pasto pasan delante de nuestros ojos, y el celeste grisáceo del cielo nublado hacia nuestro lado oeste, muestran la presencia de una posible precipitación.

Llegamos en auto a la casa de Mary y Niall. Todo está como lo recordamos. Luce tranquilo y ya se ve que están ordenando las cosas para cenar, sólo se ve encendida la luz de la cocina. Jordan toca la puerta.

—Tengo miedo de que nos echen por mentirosos. Qué vergüenza —estoy nerviosa, no suelo hacer cosas así. Mucho menos a desmentir en su propia cara lo que armamos.

—No te preocupes. Esa señora es un amor, seguro no lo tomará en cuenta —la puerta finalmente se abre. Ella sale vestida con una falda larga de flores, un delantal color rojo y un cuchillo en la mano derecha.

—¡Mi amor! ¡Corre tienes que ver esto! —se acerca y me abraza de primero. Me besa en ambas mejillas y sonríe. Ahora se le acerca a Jordan y repite la acción.

—¡Por Dios! Pensé que no los volvería a ver —pasen. No se queden allí parados. Casi vamos a cenar. El señor, esposo de Mary va hacia nosotros y nos hace una reverencia con su sombrero y luego nos pasa la mano.

—Bienvenidos. Esta es su casa, jóvenes —él sonríe. Caminamos hasta la sala y tomamos asiento en el sofá.

—Esperen un segundo. Voy a revisar el pastelón de patatas —ella camina hasta la cocina y nos deja con el señor Niall.

—¿Cómo les ha ido chicos? Parece que muy bien, lucen más jóvenes que cuando vinieron —dice el señor en tono jocoso.

—Apenas estamos recuperándonos de las ojeras. Tuvimos una bebé y duramos 2 meses enteros durmiendo entre 10 y 15 minutos cada dos horas —le comenta Jordan. Mary se aparece con un canasto de frutas en la mano.

FIGHTING ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora