19. ¡No te conocía ese lado!

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Rápido para los trescientos metros.

Estabas herido, cansado. Finalmente habían logrado llegar a Berk, a la cabaña. Estabas cómodamente recostado en la cama y tenías los ojos cerrados. Sentiste como la cama se hundió y enseguida pudiste sentir un suave toque en la piel. Una caricia.
El repentino toque te provocó escalofríos, un escalofrío que subió por tu columna. Sonreíste un poco. No estabas acostumbrado a sentir esa clase de cariño. Fue reconfortante, teniendo en cuenta la situación en la que estabas. Te dio paz, te hizo descansar un poco.

Abriste los ojos y viste a Hipo quien tenía una paciente expresión. Te había despertado del modo mas dulce y gentil en el que alguna vez te han despertado.  

- Tienes que comer algo. — Alejó su mano con cuidado.

- Estoy bien así... No tengo hambre. — Volviste a cerrar los ojos — Solo quiero dormir y dormir y... Dormir.

- Lo entiendo pero tienes que comer... — Suspiró. — Todo lo que pasó fue eh- Interesante, complicado y...

- Ese es un modo muy raro de decir que fue un desastre, Hipo. — Volviste a abrir los ojos.

Hipo evadió tu mirada y se quedó pensativo, había algo que no paraba de pensar. Algo que lo tenía intranquilo. Respiró hondo y finalmente decidió mirarte. Preguntarte algo directamente.

- ¿Quién eres, (T/N)?

No era todo lo que quería saber. Solo era lo primero en una larga lista de cosas.

- ¿Qué? — Dijiste casi en un susurro.

Inmediatamente te pusiste tenso, te sentaste como pudiste, tu espalda descansando en el respaldo de la cama ¿Era una prueba o algo así? Él te conocía, pero no lo suficiente ¿Qué quería saber? ¿Escuchó algo? Empezaste a estrujar la manta que te cubría.

- Escuché...

Ahí estaba, él escuchó, Hipo escuchó. Rodaste los ojos y suspiraste. Solo te quedaba responder.

- A tu padre decir que no eras más que un mal intento de hombre yo... Me gustaría saber la razón detrás de que te trate de esa forma. — Te miró preocupado. — No es normal.

- Oh aquí vamos eh... — Miraste a tus manos nervioso. — No sé si sabes, pero el asunto con el puesto de jefe en mi aldea... La cosa es que yo, yo no pude ganar. — Lo miraste, serio. — Y quien pierde en el duelo por el puesto... Pierde la vida.

- Pero tú estás aquí. — Una parte de él deseaba escuchar que (T/N) había ganado y solo rechazó el puesto, otra parte sabía que era más complicado que eso, sabía que era algo malo.

- Mi castigo... Es Llevar la humillación de haber perdido. Saber que nunca seré un hombre. Que siempre seré un niño asustado que apenas podía levantar su hacha.

- La cicatriz en tu pecho- ¡El entrenamiento con Astrid! Oh dioses... ¡Lo siento tanto! — Miró a otro lado avergonzado, cubrió su boca con su mano izquierda.

No solo estaba avergonzado, sintió compasión, tristeza. Todas las cicatrices que había visto en el cuerpo del muchacho... Su espalda, su pecho... Sus brazos y manos. Todo eso causado por una misma persona. Se sintió culpable por haberlo enviado a entrenar con Astrid esa vez.

- No lo sabías, yo no te lo dije. No podías saber que yo no quería estar cerca de un hacha... O un ruedo...

Hipo volteó a verte una vez más, puso su mano gentilmente sobre la tuya, ahí estaba, un escalofrío otra vez. Tus ojos casi se llenaron de lágrimas al sentir ese toque tan gentil.

🍃ᴇʀᴇs ᴍᴜᴄʜᴏ ᴍᴀ́s🍃 Hipo X Male Reader.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora