20. Pelea conmigo.

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Eres mucho más.

El muchacho finalmente se quedó solo en la habitación. Se puso de pie como pudo y comenzó a cambiarse de ropa. La que antes tenía puesta estaba algo sucia luego de la paliza que le dieron. A duras penas se terminó de ajustar el cinturón.
Respiró hondo y asintió, estaba preparándose para algo y para ese algo debía volver a casa. Amaba su lugar de origen pero no amaba como lo hacía sentir.

Tampoco lo amaba lo suficiente como para quedarse.

Abrió la puerta de su (hasta ahora) habitación con cuidado. Ya tenía puesto su bolso con lo que necesitaba y apenas abrió... Ahí estaba el jefe sosteniendo el cuenco de sopa que se había tardado tanto en ir a buscar.

- ¿Qué estás haciendo con ese bolso? – Dijo como si supiera algo.

Retrocediste un paso, pero no soltaste el bolso. Te estaba costando mantenerte de pie. Pero no retrocederías más que eso.

- Yo eh... Las chicas me están esperando afuera. — Te pusiste recto, derecho, pecho inflado. Querías parecer intimidante, seguro.

- Las chicas te están esperando afuera... — Puso el cuenco con sopa en la mesa, volteó para mirarte.

- Tengo algo que hacer Hipo. — Caminaste hasta la puerta, pero Hipo te detuvo sosteniendo tu hombro.

- Se puede saber... En nombre de todos los dioses... ¿A dónde vas?

- A mi aldea. — No volteaste a verlo, tu mano solo apretó su agarre en la manija de la puerta.

- A tu aldea. Que interesante... Me vas a decir que vas a hacer. — No preguntó.

- Lo que haga con mi vida o lo que haga en general no es de tu incumbencia. — Apretaste aún más la manija de la puerta.

- Es una orden.

Su tono había sido firme, severo. Era una orden legítima. Hipo era el jefe. Te diste la vuelta y tragaste saliva y lo miraste. Hipo no soltó su agarre en tu hombro, al contrario, solo pareció hacerse más firme y eso te puso nervioso.

- Yo tengo asuntos del pasado que atender. — Miraste a otro lado, no podías mirarlo a los ojos.

- Vas a ir a tratar de ganarle al jefe de tu aldea ¿No es así? ¿Vas a ir en el estado deplorable en el que estás? — Sus ojos se entrecerraron, parecía juzgarte pero a su vez su tono era... Preocupado.

Respiraste hondo, nunca te había pasado algo como eso. Antes hacías lo que querías sin importar el ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? Solo lo hacías y ya. Nadie nunca te cuestionaba, a nadie le interesaba. Eras tu propia persona, libre de hacer lo que quisieras cuando quisieras.
Soltaste la manija de la puerta, tus puños se apretaron mientras mirabas a Hipo con molestia.

- ¿Qué pasa si es justo eso lo que quiero hacer? — Desafiante.

- No podría permitirlo.

- No te pedí permiso.

- Vives en mi aldea. Yo soy el jefe. Yo decido si vas o no y ahora te estoy diciendo que te quedes ¡Debes recuperarte! ¿¡Cómo puedes estar tan poco preocupado de tu propia integridad!? – Había alzado la voz.

Estabas luchando mucho por controlarte. Desde que empezaron a hacerse más amigos, la posición de jefe no parecía intimidarte tanto como antes.
Hipo había hablado con voz de mando. Un tono que pareciste ignorar Inconscientemente.

- Déjame ser. Quiero mi libertad ¡Te dejo la paz de no tener que preocuparte por mí! — Hablaste golpeado, enojado. Caminaste hasta la puerta otra vez, nuevamente Hipo te detuvo.

🍃ᴇʀᴇs ᴍᴜᴄʜᴏ ᴍᴀ́s🍃 Hipo X Male Reader.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora