23. Astros brillantes.

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En una noche tranquila.

Narra Astrid:

Nos pasamos casi toda la tarde en la cueva esperando a que dejase de llover. Gracias a todos los dioses, Brutacio no solo había traído mantas, también había traído cosas para pasar el rato como un juego de mesa y por supuesto, cosas para dibujar... Incluso trajo un poco de comida.

Una vez que volvimos a Berk el sol ya estaba por ponerse y todo se sentía tranquilo, pacífico. No podía evitar sentir algo de anticipación o nerviosismo, había algo que necesitaba preguntarle, decirle a (T/N). En dos meses nos habíamos vuelto buenos amigos. Conectamos bastante bien por nuestra apreciación del combate y las hachas... Tenerlo cerca era como tener el hermano mayor que siempre había querido tener.
Empecé a caminar, buscando llegar a la cabaña de Hipo ¿Debería decir Hipo y (T/N)? La han compartido por dos meses ya... Eso es bastante tiempo.
Cuando finalmente llegué a la dichosa cabaña, ahí estaba él, picando leña ¡Usando un hacha! Estaba muy orgullosa de su progreso. Finalmente usaba el hacha más seguido.

Me acerqué a hablarle. Siempre hablábamos pero en esta ocasión yo tenía... Preguntas.

- ¡(T/N)! ¿Finalmente Hipo te dejó solo? – Dije bromeando, Patán tenía razón. Se habían vuelto muy cercanos.

-Que graciosa Astrid. – Dejó el hacha de lado y me sonrió. - ¿Qué haces aquí tan tarde? Se está metiendo el sol.

- Solo quería hablar contigo o... ¿Está el caballerito muy ocupado?

- ¡Damita! Nunca estoy ocupado para ti. – Me dio una palmada en la espalda y me miró curioso.

- ¿Qué son Hipo y tu exactamente? — Entrecerré los ojos, tiré la pregunta como si nada.

(T/N) miró al cielo que estaba empezando a tornar oscuro, devolvió su mirada a Astrid y arqueó una ceja. Puso sus manos en sus caderas y la miró con extrema duda. Su pose lo hacía ver firme. Astrid suspiró y lo miró con cara de "Sabes a lo que me refiero", Pero el muchacho seguía mirándola sin tener ni la más mínima idea de a que se refería.

- ¡No te hagas el tonto! Patán y yo notamos como te mira. – Ella se cruzó de brazos, pensando que el chico le mentía, pero este seguía confundido.

- ¿Mirarme cómo?

- Así como Chimuelo mira a Nibbla.

- Oh por supuesto... — Pausó. — ¿Cómo?

- ¡Hombres! Rara vez se fijan en algo... Patán sería la excepción porque- ¡Eso no importa! – Ella se acercó y te apuntó de forma acusativa ¿Qué tenía la gente con apuntarte así?

- Chimuelo se babea todo y se ve feliz ¿Hipo se babea? – Arqueó una ceja.

Esta era probablemente la primera vez en la que (T/N) no tenía idea de que se le estaba acusando, primera vez en la que no era culpable o consciente de que sucedía.

-No... No se babea, pero ¡Parece cercano a hacerlo! ¿Sabes? – Dejó de apuntarlo, se cruzó de brazos.

- Astrid, mejor explícamelo con huevos y gallinas porque no estoy comprendiendo. — Se cruzó de brazos también.

La chica notó como (T/N) seguía viéndose confundido. No estaba actuando ni pretendiendo ni haciendo como que no sabía, genuinamente el muchacho frente a ella no había notado las actitudes extrañas de Hipo. Ella suspiró otra vez.

- ¡Le gustas! — Casi gritó.

- Ahora, eso sí que es una buena broma, una excelente broma. – Empezó a reír y Astrid lo miró con los ojos bien abiertos.

🍃ᴇʀᴇs ᴍᴜᴄʜᴏ ᴍᴀ́s🍃 Hipo X Male Reader.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora